Amor y violencia

GIUSEPPE ZAFFARONI

PROFESOR DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA

No es necesario ser un experto en derecho para darse cuenta de que se trata de un absurdo: ¿cómo amparar una acción que destruye la "domus" (casa, hogar, en latín, de donde viene el adjetivo "doméstico") bajo una ley instituida para protegerla, que busca enfatizar la gravedad de un acto violento cuando se lleve a cabo en aquella realidad que sin amor y fidelidad pierde su razón de ser?

Por eso quisiera llamar la atención al corazón del problema: el fenómeno de la violencia dentro de la familia y de las relaciones afectivas en general. Nos estamos acostumbrando a ver explosiones de violencia en las parejas casadas y no casadas, en las heterosexuales como en las homosexuales, entre novios, exnovios, divorciados o adúlteros. ¿Qué está pasando? ¿Por qué tan a menudo lo que llamamos amor se convierte en violencia? ¿Por qué aquella promesa de felicidad, que es el enamoramiento, asume tan fácilmente la máscara trágica del terror y de la muerte?

No pretendo tener una respuesta exhaustiva, porque indudablemente estas preguntas nos llevan a mirar en las profundidades misteriosas del ser humano donde no hay evidencias solares, sino señales que hay que interpretar y que piden a todos nosotros una observación honesta, profunda y apasionada. Existen en el mercado de las ideas respuestas ya hechas. La más común es la que recoge también el texto de la Ley 54: "La violencia doméstica es una de las manifestaciones más críticas de los efectos de la inequidad en las...

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