Ángel de los necesitados

ARECIBO.- Elpidio Fuentes Molina ha dedicado los pasados 30 años a buscar y ofrecer servicios para personas sin hogar, con trastorno de uso de sustancias y confinadas, así como para adultos mayores.Entre las muchas labores que realiza de manera voluntaria, Elpidio reparte comida a cerca de 80 personas sin hogar y necesitadas todos los martes en la tarde en la plaza pública de este municipio, iniciativa en la que se involucran otras entidades que dan alimentos allí otros días de la semana. Para algunas personas, indica, esa es su única comida del día. En las noches, además, reparte café y dulces de panadería que consigue donados.Además, fundó y mantiene la organización sin fines de lucro Toque del Ángel, en la que ofrece servicios a personas sin hogar, con problemas de adicción, adultos mayores y confinados. Su labor fue reconocida recientemente por la organización AARP con el Premio Andrus, el más alto galardón que otorga esa entidad para reconocer el trabajo comunitario de personas mayores. Elpidio tiene 64 años."Mi mamá me enseñó a servirle a los pobres, seguí el legado de ella", afirma Elpidio durante la entrevista. "Mi mamá no sabía leer ni escribir y a mi casa llegaba gente y mi madre le daba comida y ese amor de ella me llenó de inspiración y amor", agrega el arecibeño.El líder comunitario estudió Sociología y luego hizo una maestría en Administración y Supervisión y una licenciatura en Consejería. Tuvo puestos directivos en la Oficina de Asuntos a la Juventud, la Administración de Servicios de Salud y Contra la Adicción, el Departamento del Trabajo y el Departamento de Educación, así como en la industria de la banca. Sin embargo, luego de que su mejor amigo fuera diagnosticado con sida, sintió un llamado a trabajar con los más necesitados, siguiendo el ejemplo de otra persona que le sirvió de modelo a seguir: Madre Teresa de Calcuta.Fundó Hogar Vida y Esperanza para personas diagnosticadas con esa enfermedad y se convirtió en un activista a favor de los derechos de esos pacientes. Fue el segundo centro para personas sida que se fundó en el país, luego del centro del Padre Francisco, en Ponce, asegura Elpidio.Fue en los tiempos "cuando el sida era el sida del rechazo y del prejuicio. Vi el dolor, el rechazo la apatía hacia estos pacientes. Estaba en el barrio Factor y los vecinos no querían el centro allí y tuve que ir a los tribunales y gané la lucha. En aquel momento no había medicamentos. Los familiares los dejaban en mi centro...

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