Un año difícil agravado por un vacío de liderato

El calendario marca el 2 de enero de 2017. Ambos se asoman por una de las ventanas del Capitolio. Ríen a carcajadas, saludan. Nadie duda de la gran complicidad que los une. Es una de esas escenas icónicas de la toma de posesión del gobernador Ricardo Rosselló junto a su compañera de papeleta, Jenniffer González.

Un día después, la primera mujer en convertirse en comisionada residente en Washington camina junto al estadista que le pidió que lo acompañara en ruta a la elección general. Van juntos y muy sonrientes por los pasillos del Congreso de Estados Unidos. Es el día de la toma de posesión de ella, y una gran energía los rodea.

Si bien es cierto que Rosselló tuvo la enorme sagacidad de convencer a González a que formaran un “equipo ganador”, teniendo en cuenta que ella estaba cómoda en el escenario de la Legislatura que conocía al dedillo, también hay que destacar que esa fue una de las estrategias políticas más rentables para él.

Con una victoria de 41.8% de los votos para Rosselló y 48.8% para González, al iniciar el 2017 encararían un escenario de catástrofe fiscal en las arcas del gobierno.

Nueve meses más tarde, el paso del huracán María marchitó lo que quedaba de la jadeante economía y el país no es el mismo. Los protagonistas de las elecciones tampoco y algunos, incluso, andan desaparecidos en el peor momento de la historia del país. Para bien o para mal, los partidos políticos, como institución, han dejado de ser los portaestandartes de gran parte de la sociedad.

Ya la baja participación electoral de 55.4%, más de 20% menos que en el 2012, daba señales claras. También el hito logrado por candidatos independientes.

Un año más tarde, el Partido Nuevo Progresista sufre un notable quiebre, que interesantemente no es por ideología de status ni por una lucha de poder para acaparar la máxima posición en las elecciones generales del 2020. Es una grieta, bastante profunda, que mantiene de un lado a Rosselló y del otro a González por cómo se ha manejado la discusión de la reforma contributiva federal.

Rosselló apostó por un abanico de aliados en un frente amplio de sectores, incluidos líderes de otros partidos políticos, para defender lo que consideraba lo más saludable para la isla. Esto le devolvió fortaleza a su figura. González apostó por enfocarse en el centro de las negociaciones en Washington. Esto hizo que ella afinara las influencias de fichas claves en el centro del poder.

Al final, ninguno obtuvo nada.

El Congreso dejó huérfano...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR