Anomalías

Mari Mari Narváez

Los de Inglaterra son otros. Otros que también existen por toda Europa y Estados Unidos y en otros países, especialmente el nuestro. Se trata de jóvenes que no tienen nada. No tienen educación ni una conciencia social o política. Muchos no tienen siquiera una familia, un amor, una inspiración. Viven en lo que tal vez sea la peor miseria: el olvido.

Mucho se ha dicho que no son "políticos". Han quemado indiscriminadamente las casas de inmigrantes, de trabajadores, las mezquitas de los musulmanes, incluso les quitaron la vida a personas que sólo procuraban apagar los fuegos.

No tendrán esa conciencia. Pero a mí pocas cosas me resultan más políticas que un sector enorme de una población que no tiene acceso a la riqueza cultural y material; que no tiene algo bueno, algo hermoso que desear.

"Mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país", ha dicho un narco brasileño, y lo mismo le aplica a Inglaterra, como nos aplica a nosotros aquí, donde a una parte sustancial de nuestra juventud no le importa morir o matar porque la vida importa poco.

El dinero y el consumo son más...

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