Un aplauso al pueblo de Puerto Rico

Por Benjamín Torres Gotay

Mire cómo son las cosas: la gente está supuesta a ser buena, a entender cuáles son sus responsabilidades y deberes, a no rebasar el semáforo si la luz está roja, ni a robar ni a matar a nadie por ninguna razón. Pero como desde que el mundo es mundo no todas las personas entienden eso, existen los gobiernos para establecer un orden y hacerlo cumplir.

Pero aquí, por donde quiera que uno mira lo que ve es un estado moribundo, instituciones que no cumplen ni las más básicas de sus funciones y empleados públicos saqueando los escasos recursos del gobierno y usándolos para el beneficio de ellos y de los suyos, entre muchos otros males.

Este diario publicó esta semana una serie de reportajes pletóricos de dato aterrador tras dato aterrador, sobre el sistema de educación pública. El 91% de las escuelas no cumple con los estándares mínimos de calidad; el Departamento de Educación reparte decenas de millones de dólares entre contratistas privados, pero no tiene ninguna constancia del resultado; y, al menos, el 40% de los muchachos que empieza la escuela superior no la termina.

Si casi ninguna escuela -ese 91%- no cumple los requisitos mínimos de calidad, no es de extrañar que al 40% de los estudiantes no le guste y la deje. Por el otro lado, no es difícil imaginar a qué terminan dedicándose los que no se gradúan; muchos terminan en la delincuencia, dicen los que saben. De hecho, es muy raro encontrar en las prisiones del país a alguien que tenga cuarto año, mucho menos título universitario.

Todo empieza por la familia, dicen muchos, lo cual es cierto. Pero, igual que con todo lo demás, no todo el mundo entiende que tiene que ser amoroso y cuidadoso con sus hijos y, para los que no lo sean, debería haber mecanismos para identificarlos y ayudarlos a enmendarse o quitarle los hijos si no tienen remedio. El mecanismo está: el Departamento de la Familia (DF). Pero tampoco sirve.

La secretaria, Yanitsia Irizarry, ha sido muy efectiva este cuatrienio ocultando el caos en esa agencia. Pero, de vez en cuando, hemos tenido atisbos de cómo están las cosas detrás de las campañas de publicidad y de las entrevistitas melosas en las que, por extrañas razones, se cita a...

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