Apostando a nosotros

JOSÉ E. MURATTI

CONSULTOR EN DESARROLLO

Estas actitudes que nos laceran provienen de la frustración, la indolencia y la renuncia a la solidaridad que hemos adoptado y nos impide percatarnos de nuestra propia vulnerabilidad.

Vivimos sin norte, sin códigos de conducta convenidos y orientados al bien común. Nos congregamos en pequeñas tribus familiares o de comunidad y miramos al prójimo con suspicacia, como a un potencial delator de trucos, ilegalidades y agresiones de los "nuestros".

El "quítate tú pa' ponerme yo" ya no es sólo un clásico de La Fania. El "las cosas no son del dueño sino del que las necesite" de La Selecta se ha convertido en un "valor" alterno cuando la propiedad está sujeta al crédito o el poder político. El "a mí me llaman el negrito del batey. porque el trabajo para mí es un enemigo" de El Gran Combo, es un credo invocado tanto en urbanizaciones cerradas como en barriadas.

Descubrimos en muchos de nuestros líderes una adicción al podio en vez de la defensa de valores e ideales; y que harían bien en actuar con justicia -en vez de proselitizar o sermonear- en sus propias agrupaciones.

Cuando los idealistas presentan proyectos para levantarnos con nuestros formidables recursos, los dirigentes de diversas huestes los sabotean por no ser de su autoría. El temor al torpedeo -alimentado por sus propios actos- coarta otras iniciativas. La elocuencia al describir las ineptitudes de los adversarios rara vez se utiliza para presentar alternativas.

Los estribillos de "justicia para todos", "la sabiduría del pueblo" y "combatiremos la corrupción, aumentaremos los recaudos, empleos e inversiones, y lograremos la prosperidad que nuestro pueblo se merece" se pronuncian indiscriminadamente, sin un compromiso de recortarle privilegios a adeptos, familiares y amigos, incluyendo a los propios "que tantos atropellos han sufrido".

Las soluciones se posponen en espera por las condiciones ideales que concederá el triunfo electoral. Entonces todo cambiará, resultado de la voluntad incorruptible, el compromiso y la disposición al sacrificio de los propios, como si fuesen otra casta, otra sociedad paralela e inmune a los yerros de la compartida.

Toleramos deslices de correligionarios y atacamos despiadadamente a los adversarios. No...

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