¡Apoteósico!

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

¿El nombre de su nave? ¡Follow the Leader! Fue precisamente ese el lema del concierto que la cantante Jennifer López y el dúo reguetonero Wisin y Yandel ofrecieron individualmente para la fanaticada boricua en su llegada su tierra natal o hereditaria. A ella le confirmaron con el espectáculo que de liderazgo sí saben. Como buenos líderes tenían un objetivo: divertir. También explotaron sus fortalezas: el baile, la energía y el orgullo patrio. Manifestaron carisma, una cualidad que les permitió dirigir a la multitud hacia una noche llena de vivacidad y alegría musical.

El show, que repite hoy, arrancó a eso de las 9:30 p.m., cuando cayó una tela que proyectaba la imagen de un diamante gigante. La llamada Diva del Bronx apareció entonces con su acostumbrado glamour y sensualidad mientras doblaba el tema Never Gonna Give Up con la ayuda de una grabación y rodeada de bailarines.

Entre visuales de espejos, la artista entró al escenario escondida detrás de una concha de plumas blancas. Una vez destapada, la intérprete se despojó de un sombrero ruso y fue cargada por sus bailarines hasta el centro de la tarima, donde se removió una falda y reveló finalmente su voluptuosa figura. La muchedumbre enardeció al ver aquel cuerpo en ropa que simulaba la desnudez.

"¡Puerto Rico, vamos a hacerlo! ¿Listos? ¡Los quiero escuchar cantar!", gritó y la audiencia enloqueció en gritos.

De inmediato pasó al corte Get Right y la Jenni hizo alarde de su dominio en el baile a la vez que sacudía las caderas al ritmo del sonido repetitivo de una trompeta. Más tarde, conservando el aliento entre tanto movimiento, la estrella de Hollywood le contagió emoción a los espectadores al entonar su éxito Love Don't Cost a Thing. Luego tomó un minuto para observar a sus seguidores.

"¿Cómo se sienten todos esta noche? ¿Se sienten bien? Yo me siento bien. Saben, este es uno de nuestros últimos shows. La gira entera se termina aquí en Puerto Rico con ustedes y se siente muy bien", dijo.

La función siguió con el contagioso número I'm Into You. Aunque no es secreto que J.Lo no es una Celine Dion, anoche quedó evidenciado que a sus 43 años tiene el poder de fascinar con sus presentaciones y su voz ha madurado con el paso de los años. Sacudía las caderas y remeneaba el trasero con una agilidad que figuras como Britney Spears han perdido a temprana edad. La actriz hipnotiza en sus shows y, por si cabía duda alguna, apostó rápidamente al...

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