Aprenda a enfrentar las pérdidas

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Lo traumático de las pérdidas repentinas hace imperativo que aprendamos a manejar ese proceso de duelo para poder superarlo. Esto es así con este tipo de muertes porque chocan con la expectativa social de que los viejos fallecen antes que los jóvenes, destaca la consultora en gerontología, Melba Sánchez.

"El proceso de ajuste a esa muerte conlleva un proceso muy difícil de duelo porque sobrevivir a un ser amado más joven muchas veces hace aflorar sentimientos de culpa o coraje por la mera supervivencia de la persona de mayor edad. Luego, entran otras consideraciones de si pudo haberse hecho algo o haberse hecho de otra manera. Cuando la muerte del individuo joven o de cualquier edad se debe a causas de una enfermedad terminal o un infarto es un poco menos traumática que cuando se debe a una muerte violenta, autoinfligida u ocasionada por otra persona", declara Sánchez, también autora del libro "La muerte: Aspectos sociales y éticos contemporáneos" de la editorial Plaza Mayor.

Para trabajar con esa realidad, es importante reconocer el dolor, el coraje y lo injusto de la situación porque eso ayuda a sobrellevar la aflicción, sostiene la consultora.

"Uno de los problemas más grandes que yo veo con la muerte súbita es el coraje", añade, por separado, la sicóloga Wendy Matos.

"Tenemos que aprender a manejar el coraje como sociedad y eso no quiere decir que uno acepte que le mataron al hijo. Es aprender a sacar los sentimientos de una manera que no sea violenta. Hay gente que maneja el dolor caminando, otras bailando, meditando. Pero no se puede aislar. Los que estamos alrededor somos los llamados a estar pendiente de esa persona mayor que perdió el ser querido", sostiene Matos.

La literatura señala que cuando una persona sufre la pérdida de un ser querido pasa por diversas etapas de duelo en las que, primero niega lo ocurrido, luego siente coraje. Posteriormente, se hace una evaluación (que algunos llaman negociación) sobre qué hubiese sucedido si las circunstancias hubieran sido distintas. Finalmente, se experimenta depresión, seguido por una etapa de aceptación del hecho.

Para poder superar esas etapas, las expertas consultadas recalcaron que la persona afectada debe hablar con otros sobre lo sucedido y de cómo se siente. "Hay que recordar a esa persona. En la medida en que uno pueda hablar con otra gente y reconocer que es un evento más en la sociedad violenta en que estamos viviendo y que no...

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