Que aprender sea un placer

end.croldan@elnuevodia.com

"Dibujar, cantar canciones, escuchar cuentos, manipular plastilina, trabajar con rompecabezas y bloques son actividades recomendadas porque poco a poco preparan a los niños para el aprendizaje formal. Los juegos electrónicos y la televisión definitivamente no promueven que el niño se concentre en una tarea por un rato", explica la sicóloga escolar, Heidi Arroyo Muñoz.

Con ella coincide la doctora Elixmahir Dávila Marrero, al recomendar limitar el tiempo de actividades pasivas y aumentar las que estimulan los sentidos.

"Es importante que desarrollen balance, que trepen, gateen y jueguen mucho", precisa la sicóloga con especialidad en neurosicología.

Una vez empiezan a llegar con tarea a la casa debes establecer una estructura que integre el tiempo de estudio dentro de la cotidianidad.

Solo de esta manera se crea el hábito. Aunque no haya que hacer asignaciones, los chicos se benefician de repasar lo aprendido durante al menos entre media a una hora.

Muchos padres -especialmente durante los grados primarios- se preguntan cuán presentes o involucrados deben estar en ese período de estudio. En su práctica, Arroyo observa los dos extremos: el de padres involucrados que prácticamente hacen el trabajo por los chicos y el de los que están enajenados.

Lo adecuado, coincide con Dávila, es considerar varios factores.

Hay que tomar en cuenta la edad del niño, su personalidad, el nivel de dificultad de las tareas y el tipo de educación al cual está expuesto, pues algunos sistemas son más rigurosos que otros.

Lo primero que debes hacer, explican las sicólogas, es observar.

"Cada padre debe de reconocer a su hijo. Qué le gusta y qué no, para ir identificando la forma en que aprende mejor. Si es por estímulo visual, auditivo, si necesita más o menos apoyo", explica Arroyo.

A medida que descubras esas características en tu niño puedes determinar formas de asistirles o proveerles la ayuda que necesiten. Cuánto conoces al menor también te ayudará a tener expectativas reales sobre su potencial y desempeño.

"La ventaja de tú sentarte con tu hijo a estudiar es que de primera mano puedes ver su frustración o alegría al acercarse al conocimiento. Puedes ver si hay un problema de aprendizaje o si la escuela va a un nivel demasiado avanzado para el proceso del niño", comenta Dávila.

Ahora bien, el ritmo de vida de muchas familias obliga a que el tiempo de estudio de los chicos transcurra fuera del hogar, en la propia escuela o centros de...

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