Apuesta por la tierra

Por Luis Rafael Trelles

Especial El Nuevo Día

Los centros metropolitanos modernos, incluso en nuestro siempre verde Puerto Rico, se encuentran alejados de las fuentes de alimento. Se da por sentado la comida en los estantes de los supermercados sin darle mayor pensamiento al lugar de donde vino ni las manos que la cosecharon. Cuando menos, esa fue la experiencia urbana de muchos de los nuevos agricultores.

Labrar la tierra implica sacrificio, disciplina y constancia. No se rige por los símbolos del joven profesional: el horario 9 a 5, el cubículo, la computadora y el 'smart phone'. Tampoco hay plan de retiro ni se acumulan vacaciones.

En el campo se sigue trabajando de sol a sol o -en algunos sistemas actuales- largas horas por las noches. Cosechar y vender los frutos puede ser una actividad incierta, expuesta a los vaivenes de la naturaleza; el paso reciente del huracán Irene lo ha vuelto a confirmar.

"Hay mucha gente entrando en la agricultura por los incentivos, entran pensando en lo chulo de la naturaleza hasta que se dan cuenta de que es un montón de trabajo", señala el pequeño agricultor Francisco Santaella Schneck.

Un grupo creciente de profesionales jóvenes y urbanos están optando por retomar la tierra, para establecer pequeñas agroempresas. Muchos buscan ahí lo que no encontraron en sus antiguos trabajos. La finca La Tosca, el proyecto La Botica de la Tierra y la empresa Árbola responden a este perfil. Los que están detrás de cada propuesta dejaron atrás carreras exitosas para entregarse a la satisfacción de una nueva vocación.

Al dar direcciones para llegar a la finca, Mayna Magruder especifica que se trata de "La Tosca, pero no como la ópera". No miente: el trabajo que emprende cada día junto a su compañero Francisco Santaella y la madre de éste, Karen Schneck-Malavé, es arduo e implacable. No obstante, la familia que corre esta empresa no podría estar más feliz.

"Fui luminotécnico por más de 7 años y me quemé de mil formas", explica Francisco sobre la profesión que le tenía extenuado a nivel físico y emocional. Durante su encarnación previa como 'roadie' de bandas de rock pasaba la mayor parte de su tiempo de gira con bandas y artistas como Three Doors Down, Nickelback, Alice Cooper y Tom Petty. Entonces se dio cuenta que no podía más: "llamé a mi mamá y le dije 'estoy cansado, ¿qué podemos hacer?', y ella me habló de este terreno de mi abuela".

Las 10 cuerdas de Fincas La Tosca en un sector rural de Bayamón le hacen honor a su...

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