Con Ariadna en la playa

Por Lilliana Ramos Collado

El tapiz representaba una escena inesperada: la bella Ariadna, arrodillada en una playa desierta, lloraba de tristeza y rabia al haber sido abandonada allí por su amante, Teseo. Ariadna le había ayudado a matar al Minotauro prestándole un hilo, y a cambio, el joven amante la había dejado atrás. Ariadna fue la primera mujer abandonada en la literatura occidental. En el poema de Catulo, el rico tapiz augura que Peleo abandonará a Tetis para convertirse en un guerrero famoso. Tetis, enamorada, no se da cuenta de ese mal augurio, y un día, sus amorosos brazos se quedarían vacíos, y ella también lloraría sola en una playa.

La mujer abandonada no es tema fácil. Si lo tratan los hombres, explican por qué el héroe tuvo que abandonar a la mujer: con ella no podría llegar a ser héroe. Si lo tratan las mujeres, escuchamos su lamento desgarrador en una literatura que se ha quedado fuera de la lista de best sellers. Como Ariadna en la playa, tantas otras mujeres han sido dejadas atrás por hombres que acuden a sus "deberes", a su "fama", a su "destino". Ellas quedan como telón de fondo, como renuncia necesaria. Así la desgraciada Dido -cuyo abandono en La Eneida, de Virgilio, es una de las escenas más crueles de la literatura universal-, y así tantas otras. En la playa: ¿por qué ahí? Porque en la orilla del mar comienza el heroísmo del hombre y termina la felicidad doméstica y sentimental de la mujer.

Cuerpo nuestro explora ese abandono. Con maestría sobrecogedora en el verso, Sotomayor Miletti somete a una minuciosa cirugía el cuerpo dolorido de la mujer dejada atrás. Pero en las páginas de este poemario se ve una diferencia esencial con respecto al mito: la escritora no es la esposa tradicional cuya vida gira en torno a la felicidad individual del héroe futuro, sino la igual de su compañero. El mundo de lo íntimo, según lo rememora la poeta, es un espacio de encuentros, afinidades, conversaciones, intuiciones compartidas, responsabilidades asumidas a cuatro manos, mutualidades cotidianas, paz...

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