LO ARRIESGA TODO POR AMOR

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Esta versión de la tragedia romántica de Leo Tolstoy ha sido diseñada como un festín para los ojos. Wright decidió presentar la trama de la heroína que lo arriesga todo cuando decide ser infiel en la alta sociedad de Rusia, a finales del siglo 19, sobre las tablas de un teatro mágico que se expande y se encoge según el ritmo emocional de la historia.

Este concepto permite explotar la belleza de la fotografía, el vestuario y la escenografía a la misma vez que permite momentos de expresionismo que ayuda a expandir las emociones del romance trágico entre el personaje titular y el joven soldado Vronsky (Taylor-Johnson).

Sin embargo, fuera de la pasión sexual inicial entre Karenina y Vronsky, el filme no logra capturar la vida interior de ninguno de sus personajes. Durante las últimas dos secciones de la cinta, el montaje de Wright reduce a sus estrellas al equivalente de marionetas que son aplastadas por una trama más preocupada en llegar a los momentos trágicos que en examinar la naturaleza humana que los propulsa.

Como el esposo que tiene que sufrir el escándalo de tener una pareja que se rehúsa a ser discreta con su infidelidad, Law alterna entre un villano de una película de Michael Bay y un santo de una producción de Merchant-Ivory.

De la misma forma, no hay nada en la interpretación...

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