Se arriesgan por otros

Por Laura N. Pérez Sánchez

laura.perez@elnuevodia.com

Figueroa, a quien apodan Finito, se adentró en el mundo del manejo de emergencias hace ya 18 años, y él sólo tiene 31.

"Yo he dedicado toda mi juventud al manejo de emergencias en Puerto Rico... Soy de Las Piedras y, donde yo vivía, siempre se inundaba y pasaban situaciones, y me dio esa vocación", indicó Figueroa, quien primero fue voluntario de la antigua Defensa Civil y ahora es rescatista de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (AEMEAD).

Como él, casi 400 voluntarios conforman el gran grupo de rescatistas que divididos en un escuadrón principal y otros 11 alrededor de la isla atienden todas las situaciones de emergencia que se suscitan en Puerto Rico.

Antes de que llegara la tormenta Irene, Figueroa y sus compañeros del grupo principal se acuartelaron en las oficinas de AEMEAD, listos para atender cualquier urgencia.

Atrás quedaron sus familias, acostumbradas ya a esta otra ocupación. En el caso de Finito, su esposa y sus dos hijos -uno de 8 años y otro de seis meses- lo esperaban en su casa de Toa Alta, donde la tarde del miércoles todavía no había servicio de agua ni luz.

"Al principio, mi señora no encajaba mucho, pero ella me apoya porque sabe que en la casa ella está bien y que yo estoy ayudando a otras personas que están más necesitadas", indicó Figueroa, quien estuvo desde la noche del sábado fuera de su casa, durmiendo junto a sus compañeros en la oficina de Carolina.

Nino Correa, director de la División de Búsqueda y Rescate de AEMEAD, precisó que él y otros 14 rescatistas son los únicos empleados...

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