El arte de dar y recibir

El Centro Inés es un lugar donde los adultos mayores van a educarse y a educar, a conocer a otros y a socializar en un ambiente que fomenta el intercambio de talentos y el trabajo voluntario.Todo comenzó hace seis años con una clase de tejido en la que se matricularon 16 personas. "Unas personas venían a aprender y otras, sabían, y eso fue como un boom" porque ahí surgieron maestras para ofrecer diversas clases de forma gratuita, explica Jannette Acevedo, directora ejecutiva del Centro Inés.Así fue como Carmen Ortiz, quien se tuvo que jubilar a los 43 años por su condición de fibromialgia, llegó a ser maestra de calado, punto de cruz, mosaico, puntillismo y otros."Yo había cogido muchas clases y vine aquí porque no quería estar en mi casa. Vine como una estudiante, pero la maestra de bordado tuvo una situación y pasé a sustituirla y ese semestre se ha tornado en cuatro años", cuenta la mujer que luego de su jubilación trabajó en su casa confeccionando ropa para bebés y que ahora tiene 59 años."Mis estudiantes son retirados y la gran mayoría vive solo y vienen buscando compañía, con deseos de compartir con otras personas. Al tiempo que aprenden algo, conocen a otras personas y pueden hablar, que es importante para ellos", explica Carmen."Ganan confianza, planifican viajes y excursiones, se van de tiendas juntas, expanden su grupo de amistades y no se sienten tan solas ni deprimidas", agrega Carmen, quien recuerda que cuando se tuvo que retirar trabajaba para Fondos Unidos de Puerto Rico, donde aprendió sobre los beneficios del voluntariado.Una de sus estudiantes es Danièle Bonet, quien ha descubierto la técnica del puntillismo que se usa para pintar mediante el uso de múltiples puntos. "No puedo pintar, ni dibujar, ni calcar porque me tiembla la mano. Tengo muchos dolores de espalda y estoy muy limitada de movimiento y hay muchas cosas que ya no hago. Pero cuando estoy haciendo el puntillismo me siento libre, no me siento vieja ni me duele nada y no me da hambre. Antes casi no salía de casa y ahora tengo amigas. Me dio deseos de hacer cosas", indica Danièle, natural de Francia y jubilada de Verizon Communications.Frente a Danièle, se sienta Dana Rodríguez, quien la invitó al centro. Dana se jubiló del Tribunal Federal y cuenta emocionada que su esposo se alegró con su primer trabajo de puntillismo y lo colocó en un lugar prominente en su cocina. "Ahora yo entro a mi cocina y lo veo y me da alegría que a él le dio alegría", dice...

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