Entre el ARTE y la MODA

Por Carmen Graciela Díaz

Especial El Nuevo Día

Wilfredo Rosado, un trabajador de la moda y el arte, es uno de los que simplemente es partidario del quehacer sin freno para abrir caminos. Lo aprendió a pulso, pero también de alguien particularmente especial para él (y para muchos otros seres en el mundo): Andy Warhol.

"Si quieres ser exitoso, tienes que trabajar", así le dijo una y otra vez ese curioso artista a Wilfredo, el muchacho que tuvo como mentor a uno de los exponentes más influyentes del arte pop.

No hace mucho, Wilfredo llegó al terruño, que siente suyo (pese a que no nació ni fue criado en la Isla) gracias a sus padres puertorriqueños y al recuerdo de aquellas vacaciones de verano en la casa de su abuela en Maunabo, para presentar su primera colección de joyas en la joyería Reinhold de Plaza Las Américas.

Un sueño creativo que echó a correr en febrero de 2011 en la coyuntura del New York Fashion Week, pero que venía marinándose desde hace más de veinte años.

Trabajó al lado del modisto italiano Giorgio Armani durante 23 años en diversas posiciones desde 'window dresser' hasta 'senior vice president' y 'fashion director' de la compañía, y fue aprendiz y compañero de aventuras profesionales de Warhol.

Asimismo, ha sido 'stylist' de artistas como Marc Anthony, Mariah Carey y Ricky Martin, con quien comenzó a trabajar a mediados de los noventa.

"Tomé a Ricky como un proyecto. Le dije: 'Ricky, tú eres boricua, tienes que hacer el mejor impacto en el mercado'. Lo conecté con (el fotógrafo y director estadounidense) David Lachapelle y uní a toda la gente creativa para ayudar en ese tiempo a mi amigo Ricky. Pero Ricky ya no necesita mi ayuda hoy, ¡él es gigante!", expresa orgulloso.

Su primera experiencia en joyería lo condujo a colaborar con Versace Fine Jewelry y los artistas Julian Schnabel y Marc Quinn.

En el 84, Wilfredo estudiaba Premédica en la New York University pero cuando el verano arribó, el rumbo profesional de ese joven dió un gran vuelco. "Conseguí trabajo durante el verano en la primera tienda de Armani en los Estados Unidos (en Manhattan)", expone quien vio esa oportunidad como un simple trabajo de verano.

El destino sabe cómo operar y en tal escenarioWilfredo reconectó con el amor que desde niño había sentido por la moda. "Cuando crecía, mi mamá era muy consciente de la moda. Recuerdo que nos vestía con buen gusto desde que éramos muy niños (él, su hermano y hermana)", reflexiona.

"Así que cuando conseguí trabajo con...

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