Arte en tiempos de recesión

Por Claire Thompson

Especial El Nuevo Día

"Cuando la economía se pone mala, lo primero que uno deja de comprar es arte", dijo Wilfred Labiosa, artista y dueño de Galería Labiosa, en la Calle Tetuán.

José Alegría, de Obra Galería Alegría, en la Calle de la Cruz, calcula que las ventas en su galería han disminuido alrededor de un 40% en volumen en los dos años últimos.

Labiosa, Alegría y sus compañeros galeristas han descubierto formas creativas de salir a flote, y ellos insisten en que ahora es el mejor tiempo para comprar arte.

Juan Botello, de Galería Botello, en la Calle del Cristo, dice que su galería ha visto "una merma en las ventas" de cerca de un 50% desde 2005. Pero la galería ha ahorrado dinero reduciendo la cantidad de empleados, gastando menos en anuncios y publicidad, y trayendo a la galería obras de arte más pequeñas y económicas de artistas más jóvenes y menos conocidos. Han empezado también a favorecer exposiciones temáticas colectivas por encima de las individuales.

Una exposición de la obra de un artista individual "es como poner todos los huevos en una canasta", explicó Botello. "Cuando traen más artistas, traen más clientes; hay un seguimiento de cada (artista)".

Radamés Viera, dueño de Galería Éxodo, también en la Calle del Cristo, está de acuerdo en que tener una variedad de obras es importante para el éxito. "Esto es muy ecléctico", dijo él de su colección. "La mayoría (de las galerías) que se dedicaban a la obra de arte convencional están cerradas. Nosotros tratamos con conceptos con los que otras galerías no tratan -religión vudú, folclore. Veo este lugar como una colección de obras de arte privada para la venta. Puedo hacer lo que quiero".

Ciertamente, Galería Éxodo se jacta de contar con una serie de arte de todos los tamaños, temas y precios procedentes de todas partes del mundo, aunque se especializa en obras de arte caribeñas.

"Esta es una galería para gente rica y para gente pobre", dijo Serena Becroft, gerente de galería sobre Rivera. "Es una galería para todo el mundo, y es por esto que me encanta trabajar aquí".

Los galeristas atribuyen también su supervivencia a los fieles visitantes que regresan año tras año a comprar arte, a pesar de los cambios en sus presupuestos.

"Cuento con clientes leales que han venido una vez al año durante 15 años", dijo Labiosa. "Ellos compran menos, pero siempre compran algo. Es por esto que nos mantenemos vivos, a través de estos clientes que nosotros cultivamos".

"Tenemos un...

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