ARTE Y VALOR, ¿DÓNDE ESTÁN LOS LÍMITES ?

Por Ana Teresa Toro.ana.toro@elnuevodia.com

Las cifras son exorbitantes y siempre que son públicas levantan el polvo sobre uno de los mundos más complejos de desentrañar, el mercado del arte. Porque a ver, seamos sinceros, arte y dinero, así, sin más en la misma oración, suena feo o cuanto menos incómodo. Pero dejando todo romanticismo y arrebato nostálgico de lado, estamos ante un circuito mundial enorme que, en más de una ocasión, ha servido como parámetro para predecir el devenir de la economía mundial y que, para bien o para mal, va a continuar regalándonos noticias inesperadas de ventas extravagantes. La cuestión aquí es entender cómo y por qué funciona de esta manera.

No se debe olvidar que estamos hablando de arte, y la lógica tradicional del mercado no opera con la misma precisión aquí. Son mundos distintos que convergen en puntos de mucha ambigüedad. Un ejemplo clarísimo lo ofrece la historiadora del arte Elaine Delgado: "Durante los años 60, una persona interesada en comprar una obra de Rafael Tufiño visitó su taller. Al no estar familiarizado con el mercado del arte ni el proceso de valoración de una obra, esta persona le preguntó cuánto tiempo le había tomado crear una pintura en particular (el estaba pensando en valorarla de acuerdo al numero de horas de trabajo del artista). Tufiño le dijo que le había tomado 25 años hacer esa obra (para ese entonces era el tiempo que llevaba ejerciendo como artista)".

La anécdota nos lleva de entrada al primer gran malentendido al momento de entender qué le da valor a una obra de arte. Aquí ni los materiales, ni el tiempo que tome hacerla, ni muchas otras consideraciones típicas del mercado de oferta y demanda, de costo de producción y valor de venta, tienen sentido. Estamos hablando de un asunto de ideas, de cultura, donde entran en juego otros parámetros absolutamente intangibles y difíciles de medir, como el placer que puede provocar poseer determinada obra de arte, porque el comprador se enamoró o el acto simbólico de poder adquirir una obra artística como muestra de poder. El hecho de que una obra es única, es tuya y nadie más puede tenerla, sin duda, la convierte en un objeto dentro del mercado que tiene un poder como ningún otro. Poseer también es un espectáculo.

La doctora Lourdes Ramos, actual directora del Museo de Arte de Puerto Rico, es además una de las pocas personas acreditadas como tasadora de arte en el país. Naturalmente, al momento no ejerce, pero nos explica algunos de los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR