Artesana de hilos y tejidos

Con un historial de 30 años en la academia, Lola Aponte Ramos se prepara para hacer una transición y dedicarse a las artes textiles, labor artesanal que es su pasión y que la ha llevado a experimentar con diversas técnicas y a desarrollar proyectos para transmitir sus conocimientos a otras personas.Basta con llegar a su sala para adentrarse en un mundo en el que conviven materiales sintéticos y orgánicos, herramientas, retazos de tela, hilos y máquinas contemporáneas y milenarias. Sorprende, particularmente, la rueca ubicada casi en la entrada, una máquina de madera con una rueda y un pedal desarrollada hace miles de años y cuyo uso en Puerto Rico es muy raro.La máquina permite elaborar hilo a partir de fibras como el algodón, que compra en Puerto Rico, y la seda. La fibra se introduce poco a poco en la rueca y se va transformando a medida que se enrosca en una vara por el movimiento que genera la hilandera cuando pisa el pedal y mueve la rueda. Lola cuenta que adquirió su rueca durante un viaje turístico a Polonia.En la mesa comedor contigua, una canasta guarda fibras que se mezclan con ovillos de hilo (llamado vellón) ya procesado; algunos de color natural y otros teñidos con colores vegetales que Lola prepara con café, té, achiote, caracoles de cochinilla, la planta de índigo y, más recientemente, con mate.Una vez tiene el vellón, Lola pasa al telar, máquina de madera también de origen antiguo en la que coloca el hilo y lo va tejiendo según el diseño que haya ideado. De ese trabajo resulta un corte de tela, con el que luego confeccionará piezas de ropa, manteles, chales y otros.Artesana desde niñaLas artes de la costura que practica, así como todas las técnicas artesanales que ha aprendido, son parte de la historia familiar de Lola, natural de Yabucoa."Mi abuela hacía este tipo de trabajo, raro en Puerto Rico, que viene de Armenia, se llama bordado sobre red", recuerda Lola, y señala a unos bordados pequeños que tiene enmarcados y colgados en una pared."Aprendí a tejer con mi tía Lydia", que vivía en su casa y quien la ponía a practicar desde muy pequeña. "A esa misma fecha estaba en un campamento que me enseñaron a bordar, tenía como 4 años y lo primero que hice fue un servilletero que se usó en casa, y eso para mí era lo más grande. Luego seguí bordando, calando y tejiendo a dos agujas", describe.Cuando se fue a hacer estudios universitarios en Chicago, ingresó a una cofradía dedicada a hacer quilts (colchas pequeñas cosidas con...

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