'LOS ARTISTAS NO EXISTEN'

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

El reconocido pintor de la generación del 50, pionero en el mundo de las galerías y en el arte en el País, nos invitó a conocer su espacio con motivo de la reciente adquisición de su obra "Adiós, Mahatma" (1988) por parte del Museo de Bellas Artes de Houston, uno de las instituciones con mayor obra de artistas latinoamericanos. Dicho museo también posee su obra "La mujer criolla".

Por poco y no nos sentamos. "No me gusta sentarme, soy un hombre vertical", advirtió. Pero nos sentamos y hablamos sin prisa sobre su generación, sus perspectivas de cara a la conmemoración dentro de cuatro años de su 70 aniversario en la pintura y sobre su convicción de que los artistas no existen, como tampoco existen los maestros.

"No hay maestros, eso es una arrogancia". Lo mismo opina del concepto contemporáneo del artista. "La usan para todo y para nada. Nadie sabe lo que es un artista pero sabes lo que es un escultor, un pintor", dice con su hablar pausado, su voz bajita matizada por una que otra carcajada espontánea cuando se da cuenta de que ha soltado alguna ocurrencia.

La pieza "Adiós Mahatma" surgió del mismo modo en que trabaja, en medio de una aflicción, una angustia.

"Antes de pintar uno da mil vueltas sacándole el cuerpo, uno busca pretextos, que si un vaso de agua... Es doloroso pintar", explica García.

Cuando Domingo García era niño asesinaron a Gandhi y ese recuerdo siempre lo acompañó sobre todo por tratarse de una persona que denunció con tanta fuerza los males del colonialismo. "Sabía que lo tenía que pintar pero por respeto a esa figura siempre me exigía más. Cuarenta años después me quedé ciego y juré que si lograba ver no podía posponerlo más".

Así que cuatro décadas después y con el único ojo en el que logró recuperar visión pintó la obra con desesperación. "Fue una identificación sublime la que hice con esa persona", dice.

Figuras como Manuel Hernández Acevedo, Lorenzo Homar, Augusto Marín, Carlos Raquel Rivera, Félix Rodríguez Báez, Julio Rosado del Valle, José Antonio Torres Martinó y Rafael Tufiño son nombres indispensables al hablar de la generación del 50, junto a Domingo García.

"Por alguna razón todo el mundo regresó a la vez después de la guerra, fue un milagro del tiempo. Todos queríamos hacer patria con el arte", observa García para quien los dos grandes distintivos...

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