Asunto de vida o muerte

Por Dr. Ariel E. Lugo

Especial El Nuevo Día

O sea, el ser humano es el factor dominante en la hidrología de esta cuenca urbana. De hecho, hemos causado tantos cambios en la zona metropolitana, que todo lo que allí sucede con el agua es resultado de nuestras decisiones y acciones y no se puede culpar a la naturaleza por los problemas.

Sin embargo, desconocemos la magnitud de nuestras intervenciones con el ciclo del agua.

Por ejemplo, ¿sabía usted que un puñado de empleados públicos es responsable de operar gigantescas bombas de agua para evitar que se inunden importantes sectores de la Capital? Estos empleados activan las bombas y protegen a miles de estructuras que sin las bombas quedarían bajo agua.

Eso se debe a que aproximadamente el 25% de la Capital está construida sobre humedales y una proporción importante de estos lugares está bajo el nivel del mar. Algunos operadores de bombas trabajan para la Autoridad y otros para el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales.

Los de la Autoridad bombean aguas usadas y los del Departamento aguas pluviales, pero bajo ciertas condiciones las aguas se mezclan y terminan bombeando aguas usadas juntas con las pluviales a las lagunas y calles de San Juan ya que la ciudad no drena con la rapidez que quisiéramos.

Eventualmente, todas las aguas de la ciudad llegan a la desembocadura del caño Martín Peña que ahora está unido a la desembocadura del Río Piedras, o río Puerto Nuevo como se le llama a esa parte del Río Piedras.

Por el Río Piedras bajan miles y miles de toneladas de sedimento y contaminantes que se asientan en la bahía de San Juan y que obligan a que se drague la bahía para no detener la economía del país que depende del Puerto de San Juan.

El gobierno federal paga por los dragados millonarios que representan un subsidio oculto a la industria de la construcción a la que no se le requiere medidas efectivas de control de sedimentos.

Por eso el Río Piedras baja color chocolate durante las grandes lluvias. El uso desmedido de la tierra, el relleno de humedales y el ímpetu de canalizar ríos y quebradas son los responsables de las inundaciones en San Juan.

Para evitar las inundaciones construimos canales que rápidamente botan al mar el agua dulce, pero ¿qué pasa cuando no llueve? ¿Acaso no secamos las cuencas y eso nos lleva a racionar el agua?

Claro que sí, los bombeos al mar y las canalizaciones empeoran las sequías y tenemos que construir represas para...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR