¿Por qué atacan a la cultura?

SILVERIO PÉREZ

HUMORISTA

¿En qué país del mundo al Estado se le ocurriría limitar la difusión de uno de los pilares de su cultura como lo es su música folclórica? Sólo en Puerto Rico. ¿Por qué? Porque somos el único país donde un sector de la población niega lo que somos, pretende ser algo distinto a lo que realmente somos y, como la expresión cultural es la mejor evidencia de lo que somos, se suprime esa expresión para que eso que somos no se manifieste.

Hace unas semanas algunos funcionarios de gobierno se caían de fondillo en elogios hacia don Ricardo Alegría, uno de los gigantes en la defensa de nuestra cultura, y ahora impulsan el limitar esa manifestación cultural por la cual don Ricardo luchó. Tan poderosa es la música que esta semana a una canción insignia del Gran Combo de Puerto Rico, institución musical que, sin ningún nombramiento oficial, es nuestra embajadora más valiosa ante el mundo entero, se le cambió la letra para que el mensaje que llevara ayudara a cambiar la imagen de vagos que carga un sector de nuestra población.

Este hecho nos ayuda a ver la importancia de la expresión cultural. Esa canción no se compuso en el vacío. Toda expresión cultural auténtica se crea en un contexto de tal forma que retrata el entorno en que se crea. En un país donde la tasa de participación laboral es la más baja del hemisferio -de diez personas aptas para trabajar sólo trabajan cuatro-, es lógico que salga una canción que diga: "Qué bueno es vivir así, comiendo y sin trabajar". ¿Puede haber frase más poderosa que ésa para describir la cultura del mantengo que, a propósito, han fomentado los dos partidos políticos que se han turnado el poder desde 1968? ¿No se mide la labor del comisionado residente a base de cuántos fondos federales pide?

El problema es que al cambiar la expresión musical no se cambia lo que la provoca. Cambiarle la letra a la canción del Gran Combo no va a cambiar la cultura de dependencia. Es al revés: cambiando esa cultura va a cambiar la letra.

Mientras nos entretenemos con la ilusión de que el cambio de letra...

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