Atrapada en dos roles

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Todos los involucrados, el director Douglass McGrath, la guionista Aline Brosh y la actriz principal Sarah Jessica Parker, están convencidos de que están plasmando un tema importante en pantalla. Y en eso no se equivocan, son muy pocos los filmes que le dedican tiempo a examinar las exigencias y responsabilidades reales con las que lidia la mujer moderna. En el caso de esta película, el dilema central le pertenece a Kate Reddy (Parker), una analista de finanzas profesional que no quiere abandonar su trabajo por las responsabilidades que tiene que llenar como esposa y madre de una niña y un niño.

Durante todo el filme, Kate está atrapada entre querer completar un proyecto que le ganaría una promoción en su trabajo y no decepcionar a su familia. Esto es completamente honroso, pero los recursos falsos y manipuladores que utiliza el guión dejan saber que este retrato de la vida de una madre trabajadora es tan auténtico como los implantes de seno de Pamela Anderson.

Cabe la posibilidad de que Sarah Jessica Parker haya seleccionado este proyecto porque le brinda la oportunidad de interpretar el antítesis de su personaje de "Sex and The City".

Kate está completamente satisfecha con su rol maternal y tiene la suficiente madurez para saber que su rutina diaria, de trabajo y de familia, requiere esfuerzo y sacrificio.

Sin embargo, el libreto utiliza las mismas técnicas que convirtieron a Parker en un icono como Carrie Bradshaw. El libreto está sobrecargado de monólogos internos, en los que escuchamos todas las preguntas de la protagonista que no tienen contestaciones.

En varios segmentos Kate es colocada en situaciones en las que hace...

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