Atrapados en su lucha por sobrevivir

Tienen entre 18 y 24 años. Andan en corillo con ese swing tan típico de su edad. Van acicalados, pelo pintado y uñas arregladas. Janguean juntos. Comparten vivienda. Se protegen.

Socialmente se les identifica como clusters o focos. “Hay un compartir que les permite sobrevivir la calle. Se vigilan las espaldas, se cuidan, entran en una hermandad callejera”, detalló Francisco Rodríguez, director ejecutivo de la organización Coalición de Coaliciones.

Se trata de una subpoblación dentro de esa demografía deambulante que por tantos años Rodríguez ha estudiado. Es un fenómeno que se puede manifestar en diversos escenarios, pero son los pueblos de mayor pobreza, oportunidades y escasez de empleos donde conviven. Viven del trabajo sexual de supervivencia.

Con la intención de continuar profundizando en el tema, la organización ha logrado identificar, a través de un primer esfuerzo, siete clusters: dos en el área sur, otros dos en la zona oeste y tres fueron localizados en el noreste. Usualmente coinciden con las ciudades de mayor crecimiento urbano.

Los grupos señalados tienen entre cuatro y siete miembros, están compuestos tanto por hombres como mujeres y no tienen un pimp (manejador del negocio) ni trabajador sexual permanente. Las ganancias obtenidas se les dividen entre sí. “La persona que realiza el negocio cambia dependiendo de qué es lo que el cliente está buscando”, señaló Ángel Bultrón, manejador de casos de la organización al detallar que se trata de un método de protección.

Ese continuo cambio de roles les permite despejar sospechas ante las autoridades. Resulta también en una forma de salvaguardar el negocio y su salud sexual, ya que les permite allegar un nivel más exclusivo de clientes. “Cuando se detecta que alguno de ellos está en un excesivo consumo de sustancias o está perdiendo el control se le retira la capacidad de poder hacer negocios”, abundó Bultrón.

Rodríguez, planificador, explicó que es un fenómeno que se manifiesta en áreas urbanas donde hay mayor concentración de recursos. Poco a poco, dijo, desarrollan una estrategia de moverse sin llamar la atención.

Desde el 2013, Rodríguez –junto a su equipo de trabajadores– comenzó a notar un incremento en el número de jóvenes que vivían en la calle, un alza que lo llevó a la inquietud.

El pasado mes de enero, aprovechó el Conteo de Personas sin Hogar para identificar a jóvenes entre estas edades a quienes les entregó un cuestionario adicional al que exige la mencionada encuesta con...

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