Se aviva la discusión

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

No se trató de una campaña publicitaria de asuntos celestes ni nada de eso, sino de la pieza artística Un espacio libre, del artista Quintín Rivera Toro, quien luego de vivir durante un largo periodo fuera del país regresó para toparse con un espacio público en el que había pocos recovecos vacíos, pocos horizontes donde perder la mirada.

"Cuando uno está constantemente bombardeado, uno deja de mirar. La publicidad es bien agresiva, las dimensiones, la frecuencia. No hay consideraciones estéticas urbanas. El Gobierno no se preocupa por ese aspecto ni por la experiencia del ciudadano en la ciudad", comenta Rivera Toro, quien, años después de haber trabajado esa pieza a través de la cual presentó un comentario plástico que se resistía a esa realidad, recuerda cómo para algunas personas esos billboards del cielo eran hasta cierto punto desconcertantes. "La gente está acostumbrada a que siempre les estén vendiendo algo", añade.

Que un artista haya tenido un acercamiento a esto hace ocho años es un síntoma de algo muy obvio. No hay un consenso claro sobre el rol de la publicidad en el espacio público y la búsqueda de un balance, una armonía entre la experiencia visual del ciudadano y la necesidad de una industria de reinventarse.

El caso más reciente lleva este debate a otro nivel, pues ha sido motivo de una discusión pública y acalorada la reciente remoción de la escultura Reflejo melódico del artista Luis Torruella -que ocupaba el redondel que está justo al frente del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré- para colocar en su lugar un billboard de dimensiones verdaderamente grandes.

Básicamente, sucedió lo siguiente: la Junta de Directores del CBA se comunicó con el artista a través de su integrante, Manuel Álvarez Lezama. Se le indicó que, ante la crisis económica que enfrenta la institución, se había tomado la decisión de relocalizar la escultura para colocar un billboard en el lugar que antes ocupaba la pieza. Dicho esto, se le invitó a formar parte del proceso de relocalización y, a su vez, de restauración de la obra; proceso cuyos gastos fueron asumidos por la institución. Esa llamada llegó un poco antes de Navidad. No fue una consulta: se le informó la decisión.

Así es como hace poco más de un mes apareció el gigantesco billboard en el redondel que da a la avenida Ponce de León y en una esquina -en espera de un nuevo espacio- quedó en el suelo la escultura que llevaba allí 17 años y que fue creada...

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