Baile en la selva

ENRIQUE VÁZQUEZ QUINTANA

MÉDICO

Unos meses antes de ese incidente yo había leído en un libro una fábula titulada "La maldición del sapo" del escritor austriaco Gustav Meyrink. El relato trataba sobre un bello baile interpretado por un ciempiés mientras lo observaban otros animales, pero en particular un enemigo celoso, el sapo.

Al terminar el ciempiés su baile exitosamente, el sapo envidioso y mezquino se le acercó y le preguntó: "¿Cómo coordinas la secuencia en el movimiento de tus patas? ¿Cómo sabes la pata que vas a mover? ¿Cuándo le toca a la pata 10, a la 78, a la 58, a la 46?"

El ciempiés se quedó sorprendido, perplejo, horrorizado porque no sabía cómo coordinaba sus patas durante el baile. No pudo volver a bailar por el resto de su vida. El sapo le robó la felicidad al ciempiés. El sapo, con sólo cuatro patas, poca habilidad y un cuerpo pesado, nunca podía competir con la agilidad para bailar del ciempiés.

Esa actitud rememora la frase de Nemesio Canales quien dijo: "El puertorriqueño es mezquino en el elogio", por no reconocer la grandeza de nuestros compatriotas que han sido exitosos. El sapo se negaba a aceptar la habilidad del ciempiés bailarín.

El mensaje de esta fábula es que seamos espontáneos, genuinos; que seamos nosotros mismos, sin recurrir a agencias de publicidad para que realcen nuestra imagen. Los políticos, particularmente, han recurrido a las agencias publicitarias para que les creen una imagen irreal como si se tratara de un producto de consumo o de belleza. El ciempiés bailaba espontáneamente, sin importarle la aceptación, el rechazo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR