Bajar revoluciones

Por Juanse Ramírez Lugohttp://bitacurry.blogstop.com/

  1. MUANG NGOI NEUA es una pequeña aldea en el norte de Laos. Como lo fue para mí en ese pacífico momento, Muang Ngoi se ha convertido en un remanso de tranquilidad para los viajeros de Occidente que venimos al Sudeste de Asia buscando escapar de la interminable carrera por recorrer el laberinto del apuro.

  2. LLEGAR A MUANG NGOI NO ES FÁCIL. No hay carreteras que lleguen directamente hasta la aldea y la única manera de acceder a este escasamente poblado refugio es por agua. Delgadas embarcaciones navegan con frecuencia desde Nong Khiaw, un pequeño poblado al sur con acceso terrestre, transportando pasajeros locales, artículos de primera necesidad y la fuente principal de ingresos de la región: turistas.

  3. DESPUÉS DE UNA CORTA y placentera hora de travesía por el río desde Nong Khiaw llegamos a Muang Ngoi listos para bajar revoluciones. Con poner pie en el muelle flotante del pequeño puerto al que arribamos se podía palpar un cambio de ritmo. Una pequeña choza de madera frente al río, con hamaca en el balcón. Nos sirvió de base durante nuestra permanencia aquí. Inmediatamente notamos una de las cosas que nos atrajo de este rincón del planeta: la cabaña no tenía electricidad. La gran mayoría de los habitantes tienen generadores eléctricos que usan de noche, pero el resto del día se pasa al natural, sin radio, sin TV y sin Internet.

    Esta falta de electricidad hace que en Muang Ngoi se viva con el sol. El día comienza temprano con el cantar de los gallos, presentes en abundancia. Son mascotas y exterminadores de insectos, hasta que alguna travesura los convierte en cena.

    Los puntos de actividad en la mañana son los puestos de comida alrededor de los cuales se congregan los locales para consumir el típico desayuno laosiano: fideos de arroz sumergidos en caldo, con pimienta negra y hojas frescas de lechuga, menta y cilantro, y pimientos rojos para los valientes. Fue precisamente este manjar el que luego de nuestra travesía nos calentó el cuerpo y el alma.

  4. LA DIMINUTA ALDEA SE ORGANIZA en torno a un camino de tierra central con unos cuantos puestos de comida y restaurantes pequeños. También hay algunas tiendas que venden artículos de primera necesidad y otras que venden artesanías y vestidos tradicionales. A un extremo del camino hay un templo Budista y al otro está la mayoría de las viviendas.

    Entre las casas hay un pequeño sauna rústico que usa hierbas aromáticas y medicinales. Este se...

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