Bajo asedio criminal Toa Alta

Por Osman Pérez Méndez

operez@elnuevodia.com

"Fue algo terrible, estaba saliendo y llegaron esos dos individuos, con armas y una pistola de esas eléctricas (taser). Eran dos, jóvenes, uno más alto que el otro, los dos flacos, y el chiquito más guapo", narró Cabrera, quien contó que los mantuvieron secuestrados y bajo amenaza por más de una hora.

"Me pidieron las tarjetas (de crédito y ATH) a punta de pistola, y nos obligaron a darles los números", prosiguió Cabrera, quien está recibiendo tratamiento con un siquiatra como consecuencia de lo sucedido.

El hombre llegó a sufrir un desplome luego que los pillos se fueron de su casa por más de 30 años en la urbanización Toa Alta Heights, una que es, según los vecinos, "de gente trabajadora, no una urbanización de chavos".

Evelyn Pérez, esposa de Cabrera, habló mientras todavía recogían el desastre dejado por los pillos en los cuartos. "Aquí estamos que no dormimos. Esos tipos encañonaron a mi hija. Uno de ellos me puso el táser en el brazo", recordó mostrando todavía en su brazo izquierdo los dos moretones simétricos de la descarga eléctrica del táser.

"Nos llevaron adentro y nos amenazaban, '¡Cállense, cállense!', y yo les decía, 'llévate todo, llévate todo, pero por favor váyanse'", contó angustiada Pérez.

Pero los pillos tenían otros planes.

Como en otros incidentes similares en la zona, los asaltantes se quedaron un buen rato revisando todo. Se sirvieron comida de la nevera y tomaron jugos. Al final, los ladrones cargaron con una computadora, un plasma, prendas, documentos y unos $ 6,000 en efectivo.

Por si fuera poco, los pillos (o algún cómplice) al día siguiente fueron de compras a Plaza Las Américas, donde usaron una ATH de Banco Popular y pagaron con las tarjetas robadas. Y esto pese a que la familia afectada tuvo la precaución de avisar a los bancos y canceló las tarjetas tras el robo.

Cabrera mostró un documento del banco donde se detallaban los lugares y horas en que los malhechores habían dado continuidad a su crimen.

"Aquí está, el día 24 (lunes pasado), tres transacciones. A las 16:51 retiraron $ 500 de la ATH del Banco Popular de Plaza Las Américas. A las 17:04 pagaron con una tarjeta una compra por $ 66.34 en Footlocker de Plaza Las Américas. Y poco después, como parece que vieron que les funcionó, allí mismo en Footlocker, a las 17:32, pagaron $ 2,063.93", dijo Cabrera molesto, preguntándose cómo era posible que con una compra de semejante monto no le hubieran pedido...

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