Bajo el cálido sol andaluz

Por Mariana Lafont

Los cientos de playas del Algarve se distinguen por sus aguas transparentes, su arena dorada y su agradable temperatura. Una de las playas que vale la pena conocer es la concurrida Punta de Piedade en Lagos con un enorme peñasco que le da un bello tono salvaje. Además está la Isla de Tavira, dentro del Parque Nacional de la Ría Formosa, una isla arenosa a tres minutos en barco de Tavira, ideal para descansar. Por último, la Playa de Marinha es una de las más bonitas de Portugal y está considerada como una de las 100 mejores playas del mundo.

El siguiente destino fue Sevilla, a 200 kilómetros, una ciudad que encanta desde el primer momento e invita a quedarse más días de los planeados. Históricamente esta pintoresca ciudad a orillas del Guadalquivir despertó la fascinación de artistas europeos. Y la ciudad impresiona a primera vista con la Giralda, los Reales Alcázares, los bellos jardines, la Plaza de Toros de la Maestranza, la Catedral y el Archivo de Indias, un edificio del siglo XVI que guarda documentos españoles sobre las Américas desde 1492. Como nos gusta caminar fue un placer ir al barrio de Santa Cruz, merodear sin prisa por sus calles angostas y ver sus coloridos negocios, sus pequeños bares y sus balcones floridos. Este antiguo barrio de la judería medieval es uno de los más emblemáticos y bellos de la ciudad con sus blancas casas de estilo sevillano y sus patios señoriales.

Saliendo de Santa Cruz vimos La Giralda, la torre de la catedral que antiguamente era el minarete de la mezquita principal. Ésta fue demolida y en su lugar se levantó la catedral gótica cristiana más grande del mundo donde descansan los restos de Cristóbal Colón. La Giralda debe su nombre al Giraldillo, una veleta y estatua de bronce ubicada en lo alto del campanario y que representa la Fe.

A pocos pasos de allí llegamos al Real Alcázar donde pasamos más de medio día recorriendo sus bellos salones. Esta residencia real, aún en uso, se construyó dentro de los palacios árabes por Pedro I de Castilla. El recinto es muy grande y tiene salones plenamente árabes: el de los Embajadores, el Patio de las Muñecas, el Patio del Yeso o el de las Doncellas. Las fuentes de sus jardines son un verdadero oasis en la ciudad y junto a ellos están los Salones de Carlos V con una muestra de arte bien andaluz y tan típicos de la región: los azulejos.

Yendo hacia el río cruzamos uno de sus puentes y contemplamos la Torre del Oro, maciza construcción defensiva de...

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