Bajo la protección de las estrellas

MARÍA ISABELLE PAGÁN ALTIERI

Especial para El Nuevo Día

Prohibido olvidar fue la promesa que Cristina Martínez Otero hizo a su hijo y a sí misma, al tatuarse diez estrellas en el cuello como advertencia para no recaer en andanzas que casi le costaron la vida. Aún paga las consecuencias, su familia todavía sana las heridas y a diario trabaja para levantar el negocio en el cual puso sus esperanzas de sobrepasar su desenfrenado pasado.

Desde pequeña supo que quería ser "chef", razón por la cual una vez terminó sus estudios de escuela superior, se graduó del programa de Artes Culinarias de la Universidad del Este. Mientras estudiaba, comenzó un negocio de "catering" con un joven que se convirtió en su mejor amigo. Al poco tiempo culminó tras el fallecimiento de su compañero debido a complicaciones posteriores a una operación de tumor cerebral. "No quise; no pude continuar".

Entró al programa de Nutrición y Dietética de la Universidad de Puerto Rico con la intención de combinar ambas disciplinas, pero su fascinación por la historia del arte y la fotografía la atrajeron a la Facultad de Humanidades. Para ese entonces trabajaba como mesera y estudiaba a tiempo completo. Entendió que, a sus 22 años estaba capacitada para vivir en su propio apartamento y dejó sus estudios para dedicarse a trabajar y festejar de lunes a domingo hasta las diez de la mañana. Luego comenzó a trabajar en un "pub" del Viejo San Juan.

Una de esas noches, luego de que un extraño la intentara violar, se arrodilló en el inodoro y vio su reflejo: "No me reconocí. Le pedí al Señor que me sacara de eso. No me reconocí." Comenzó a trabajar en una agencia de viajes y decidió volver a la universidad, esta vez para estudiar Administración de Hoteles y Restaurantes.

Para ese entonces tenía 24 años y apenas saliendo de una relación sentimental y comenzando otra, supo que estaba embarazada. "No fue un momento de orgullo en mi vida. Nunca pensé que yo, Cristina Martínez Otero, de la forma en que fui criada, estaría en esos zapatos. Ese fue el punto más bajo."

Perdió el semestre en la universidad por ser un embarazo de alto riesgo. Durante este momento, tuvo una pelea con su pareja que desembocó en una escena con su hermana y su cuñado buscándola en la noche luego de que él le apuntara un revolver al vientre. Le puso una orden de protección y cerró ese capítulo de su vida. "Me dije que era tiempo de recoger velas, yo estaba en pasos horribles. Si no llega a ser por ese 23 de septiembre...

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