Barajas truqueadas

En el Puerto Rico del 2019, hay 2.6 millones de personas mayores de 18 años, según la Oficina del Censo de Estados Unidos. De esas, poco más de 622,000 tienen bachillerato o incluso algún título posgraduado. Se estima que hay 17,000 abogados y abogadas, 8,000 médicos y unos 9,000 ingenieros e ingenieras. Unas 40,000 tienen negocios propios, de diferentes tamaños y dedicados a distintos menesteres, por lo cual se les puede llamar, sin que suene pretencioso, empresarios.Tenemos decenas de miles de maestros y maestras. Hay entre nosotros policías, bomberos, sindicalistas, trabajadores sociales y oficinistas. En muchísimas comunidades, hay personas que atienden voluntariamente desde los viejitos que están solos en sus casas hasta los equipos de béisbol de los niños. Hay jardineros que saben más que químicos y albañiles con más complejidad de pensamiento que algunos corredores de bolsa.Tenemos innumerables científicos buscándole la explicación a cuanto misterio hay o la cura a cuanto mal hay en universidades aquí y en otras partes del mundo. Tenemos sociólogos, psicólogos, historiadores, escritores, escritoras, trabajadores sociales, artistas y ambientalistas de clase mundial. Diga usted qué no tenemos.Es, pues, en este contexto, pensando en el enorme caudal de talento en todas las disciplinas que hay en Puerto Rico, que resulta inaudito e incomprensible lo que ocurre cada vez que surgen vacantes en las altas esferas del gobierno o en los cuerpos políticos. Parecería que jugáramos con las barajas truqueadas, pues siempre nos tocan las mismas cartas.Había un anuncio antes, de una marca de habichuelas si este su periodista mal no recuerda, en que alguien se quejaba de que siempre le servían "lo mismo, lo mismo, lo mismo…". Justo eso es lo que viene a la mente del boricua cuando ve quiénes alzan la mano (o se la dejan alzar) al surgir una vacante en la política o cuando llega la época de elecciones: lo mismo, lo mismo, lo mismo…En estos días, hemos visto a la gobernadora Wanda Vázquez pasando muchísimos afanes haciendo como que reconfigura el ejecutivo que Ricardo Rosselló dejó en ruinas. Salvo su elección para la secretaría de Justicia, Dennise Longo, quien vino de la fiscalía de Estados Unidos en San Juan (aunque antes fue parte de la administración de Luis Fortuño), todos sus demás nombramientos han sido reacomodando gente que ya estaba dentro del círculo del Partido Nuevo Progresista (PNP) o del gobierno.Pasa lo mismo en el Senado. Hay dos...

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