Bendito

Edwin Cuperes

Una historia tan seria, pletórica de circunspecciones existencialistas, advino a convertirse en risotada nacional. Se trataba de la carencia de sentido común, esa sabiduría de ordinario admitida por las gentes del mundo para la feliz convivencia diaria, tan bien contenida en los Proverbios, en el Eclesiastés, y en el famoso Mateo 10:16: "Sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas".

Y, sin embargo, lo negó. De ovejita se convirtió en lobo, y el lazo fue una hélice que lo transportó al extranjero para huir del juicio de inmoralidad que se le venía encima. ¿Será que pensó que al puertorriqueño de frente despejada de Manuel Alonso se le secó el cerebro? Si es que hasta los encumbrados ingenieros de la Autoridad de Energía Eléctrica están convencidos de que vamos a creerles cuando nos dicen que la ciencia que ellos manejan da como resultado un kilovatio hora de veintitantos centavos, a pesar de que Bathia hace rato que les jala las orejas para que se...

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