En bicicleta a Sal del Diablo

Por Gerry Onel Martínez

Comenzamos la ruta en la carretera #132, que va de Peñuelas a Guánica, pasando por Guayanilla y Yauco. Para acabar con el desánimo de mi hermana me detuve a comprar rellenos de papa y carne en un bohío típico del barrio Macaná de Guayanilla. Es aquí donde los fines de semana, desde muy temprano acuden los locales a buscar estas frituritas "energizantes".

Desayunados y con ganas de pasear, seguimos la costa del Pueblo de la Amistad, como se le conoce a Guánica. Fue entonces cuando alerté a mi hermana sobre lo que nos esperaba: llegar a Sal del Diablo.

En esta playa en el litoral de Bahía de la Ballena, en el Bosque Estatal de Guánica, hice surf alguna vez, con la marea baja, porque de otra manera es muy peligroso nadar. He escuchado inclusive que aquí hay tiburones, pero el panorama vale la pena apreciarlo.

Para llegar hay que caminar los senderos del llamado Bosque Enano. Toma 45 minutos de pedaleo, desde Ballena. Le advierto a mi hermana que nos espera una vereda larga bajo el sol candente. "Si no te hidratas te mareas", le dije.

Es un sendero que en bicicleta es más llevadero. Es un ejercicio físico y mental de resistencia, que requiere estar bien hidratado, y sobre todo voluntad para llegar.

Rebobino.

Llegamos a la carretera #333 a eso de las 9 de la mañana. Es la que llega al balneario Caña Gorda, al Hotel Copamarina y a Playa Ballena. Antes nos detuvimos en el faro a fotografiar. Data del 1892. Los españoles lo levantaron en un punto estratégico desde donde se ve la famosa Bahía de Guánica, por donde entraron los norteamericanos en 1898.

Seguimos la carretera, aún con la bicicletas en el cajón del carro, hasta que finalmente llegamos a Playa Ballena, popular punto de encuentro de surfers en el sur. El área estaba a nuestra disposición. A esa hora no había un alma por el lugar. Nos estacionamos muy cerca de la playa. Era hora de comenzar.

Pedaleando atravesamos Playa Tamarindo. Allí apreciamos la flora del bosque subtropical. Es interesante ver las plantas que crecen a pesar de las condiciones tan precarias. Los arbustos espinosos (cactus) abundan. Pero me llamó la atención uno muy particular, como de tres pies de altura y adornado con una fruta triangular y roja. Supe que es un cactus, que luego nos mantuvo hidratados en el retorno. Su...

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