'Soy yo, pero sin la bola en la cara'

Por Marga Parés Arroyo

Enviada especial

Poco antes de partir, el joven de 14 años abrazó con fuerza a una de las personas que le acompañó durante la red de operaciones que le tejió un nuevo semblante y lo vistió de salud: se trataba del haitiano Leonard Prohil, quien, más que un intérprete del creole al español, se convirtió en su amigo.

Con ternura, Gerilon intentó calmar al hombre que estalló en lágrimas durante la despedida. Pero, a la misma vez, ni él ni su madre Filiese podían ocultar su alegría de finalmente encaminarse a volver a ver a los suyos.

Así, más que con un nuevo rostro, el joven regresó a su país con una actitud diferente, con el sabor de quien ha tocado fondo y ha alcanzado tierra firme. Y es que salió de su país desahuciado, con un futuro incierto y una expectativa de vida casi nula. Y al regresar el miércoles pasado, fue recibido como un héroe por representar la esperanza de un mejor porvenir.

Gracias a gestiones realizadas por la Fundación Haití se Pone de Pie, en julio Gerilon fue operado en el Hospital Pediátrico, en Río Piedras, de un tumor benigno que amenazaba con cerrar su vía respiratoria. Al regresar a Haití, le acompañaba parte del grupo de médicos que gestionó su traslado a la Isla.

Poco antes de subir al avión para partir hacia su patria, Gerilon sujetaba con fuerza un teclado musical. Pero sus ojos estaban clavados en una enorme caja junto a sus maletas. Aunque agradecido por todos los obsequios que recibió durante su estadía en la Isla, fue una bicicleta -empacada en una caja- lo que más le agradó. Tanto que quería asegurarse de que la montaran en el avión.

"Anoche estaba llorando porque no sabíamos si podían montarla en el avión (por el peso), pero hicieron gestiones y se logró", contó Prohil entonces.

Según este, Gerilon y su madre estaban tristes por separarse de todas las personas que los ayudaron en Puerto Rico, pero también estaban contentos por volver a ver a su familia, principalmente a Rebecca, su hermana de 10 años.

Quizá por la misma emoción, el adolescente entró sereno al mini jet y durante el trayecto aéreo de unas dos horas permaneció casi mudo. Ya en Haití, al entrar al aeropuerto, soltó una sonrisa mientras su madre dio unos pasos de baile al ritmo de una orquesta musical que les daba la "bienvenue" (bienvenida) a los viajeros.

Algunos empleados del aeropuerto rodearon a Gerilon y a su madre al reconocerlos ya que, antes de trasladarse a Puerto Rico, la imagen del joven había aparecido en...

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