Bondo

RAFAEL TORRECH SAN INOCENCIO

HISTORIADOR

Hordas de publicistas postulan metafísicas indiscutibles sobre la imagen precisa, la sonrisa magnífica, la palabra infalible, el "look" juvenilmente hechicero, el manerismo resoluto y hasta el guardarropa que proyecta la seguridad y el aplomo que evaden al usuario. Los publicistas esbozan como ciencia absoluta una pseudo-sabiduría comprobada vendiendo detergentes, automóviles y cervezas en verano. Y compiten por acaparar "likes" en Facebook como si de eso dependiera la redención del país.

¿A quién pretenden engañar nuestros políticos y sus mercaderes de espejismos, en medio de tanto desierto de anhelos? ¿Habrá gente aún con ánimo para conmoverse con "jingles" triunfalistas, "nuevísimos" Puerto Ricos, y horizontes refulgentes de prosperidad, bienestar y regocijo? ¿Algún encuestador se atreverá a manifestarle a su cliente el alto grado de desesperanza cínica que caracteriza la sobrevivencia cotidiana de gran parte de nuestra ciudadanía?

El país quiere alternativas razonables y valientes. No más "bondo": nuestras averías van más allá de pasta y pega. No más "cut and paste" e inyecciones de Botox a vetustos y licuados programas políticos...

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