Al borde de la ofensa

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Aunque son pocas las comedias de Sandler que pueden ser catalogadas como joyas cómicas, sus películas siempre se han distinguido por tener un espíritu de diversión irreverente.

Ese espíritu en sus diferentes encarnaciones siempre ha tenido el poder de desarmar al cinéfilo más cínico. El chiste menos efectivo siempre era recompensado por una falta de pretensión que lograba ser refrescante en más de una docena de filmes. "That's My Boy" no posee esas cualidades.

El filme parece ser el resultado de sesiones en las que Sandler y compañía han estado lamentándose que el éxito de "The Hangover" ha cambiado lo que se puede hacer en pantalla para conseguir una carcajada.

En la cinta, Sandler alude constantemente a la pedofilia, incesto y sesiones de masturbación inapropiadas como sus mejores recursos cómicos. El problema con esto no es que los temas sean ofensivos. La ofensa viene de cómo estos elementos aterrizan en pantalla sin generar efecto cómico en lo que se supone que sea el núcleo central de la historia.

Adam Sandler interpreta a Donnie, quien llegó a la fama a finales de los 80 por ser un...

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