Un boricua en las Cortes de Cádiz

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Pero no fue una designación cualquiera, ni fue un político cualquiera. Se trató de una elección histórica en la que, por primera vez, España reconocía y convocaba a las colonias de América para que participaran de la redacción del documento que establecía las bases de un nuevo sistema de gobierno que rechazaba el absolutismo y acogía medidas democráticas.

No solo eso, cuando Ramón Power y Giralt llegó a las Cortes de Cádiz en 1810 fue electo vicepresidente. La Constitución de Cádiz, conocida como "la Pepa" por firmarse el día de San José, 19 de marzo de 1812, se considera el primer código político, de carácter revolucionario, que sirvió de partida para constituciones posteriores.

Hijo de uno de los principales dueños de propiedades del País y Alcalde Ordinario de San Juan -según relatan el historiador Arturo V. Dávila y la profesora Silvia Álvarez Curbelo- Power y Giralt se fue a España a estudiar ciencias navales en 1791, con 16 años, y se convierte en militar destacado y capitán de fragata. En su historial, también destaca la "ruptura violenta con la tradición familiar" porque siendo su padre "el peor personaje del tráfico negrero en el Caribe en el siglo 18" Power y Giralt pasa a ser "abogado de la eliminación de la trata (compra de esclavos)", dice Dávila, estudioso de Power y Giralt.

Regresa a Puerto Rico en 1801 y en 1808 es electo Diputado a las Cortes de Cádiz. "Ese es nuestro primer Constituyente", destaca el profesor y exalcalde de San Juan, Héctor Luis Acevedo.

Sostiene Acevedo que la ceremonia de despedida en la iglesia Catedral de San Juan tampoco fue común. Fue allí donde el obispo Juan Alejo de Arizmendi le dio su anillo pastoral a Power y Giralt en señal de bendición, gesto que emuló en el 2001 el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, al entregarle su anillo al entonces recién electo comisionado residente, Aníbal Acevedo Vilá.

Además del simbolismo de ese regalo, los discursos pronunciados marcaban un hito en la Isla. Llamados hasta entonces como "gente de América", allí destacaron los discursos que caracterizaron a los residentes de Puerto Rico con una identidad nacional.

Por primera vez, se acuñaban a nivel público los términos "compatriotas, naturales de Puerto Rico", para distinguir a los puertorriqueños de los españoles, distinción que luego continuaría utilizando Power y Giralt en sus expresiones en las Cortes de Cádiz. "Es el que da, junto a Arizmendi, con...

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