Borracho no vale

Por Romeo Mareo

Es decir, era uno de esos hombres que ya pasan de los cuarenta, pero siguen viviendo como si apenas tuvieran treintinueve.

Su esposa, a la que llamaré Anita, se pasaba aconsejándolo para que modificara un poco su estilo de vida, puesto que ya no era precisamente un 'teenager'.

Pero para ella, Rigo tenía siempre la misma respuesta: "¡Déjame vivir!".

Su argumento: él era un hombre trabajador, buen padre, nada mujeriego, y eso le daba derecho a pasarse de la raya de vez en cuando, siempre y cuando no le hiciera daño a nadie.

Siempre concluía diciendo lo mismo: "No te preocupes, que cuando llegue a los cincuenta lo voy a dejar todo... el cigarrillo, la bebida, la comida anti vegetariana...".

Y Anita le decía: "Bueno, si llegas".

No hace mucho, sin embargo, cuando todos estábamos divirtiéndonos sanamente en el 'sport bar' que visito con relativa frecuencia, me di cuenta de que al menos con el asunto de la bebida Rigo estaba exagerando un poco la nota. No fue tanto que él decidiera participar en el concurso de karaoke que se celebraba esa noche, ni que se pusiera a interpretar algunas de las piezas de su agrupación de rock favorita, la antedicha Coldplay.

Lo que me impactó fue que se pusiera una peluca para hacerlo y que luego se la pasara brincando por el pequeño escenario como si pretendiera convertirse en una nueva versión de Michael Jackson.

Después, naturalmente, invitó a pelear a los puños a todo aquel que quisiera arrebatarle el micrófono, impasse que no se solucionó hasta que el administrador tumbó la electricidad.

En fin, fue tanta la vergüenza que Anita no volvió a acompañarlo al lugar. Pero sí tuvo el ánimo de llamarme al celular al día siguiente y pedirme que hablara con él.

Así las cosas, abordé a Rigo la próxima vez que lo vi por aquellos alrededores, y le dije que me sorprendía mucho verlo en aquel lugar, en especial después del altercado que había habido la vez anterior.

"¿Qué altercado?" me preguntó. Naturalmente que no se acordaba ni pizca de lo ocurrido.

Cuando le...

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