El bosque como escuela

ARTURO MASSOL DEYÁ

CASA PUEBLO DE ADJUNTAS

Ante la ausencia de resistencia, deformarse resulta fácil. Vivimos en un país deformado donde nos dicen cómo pensar, siempre de acuerdo a nuestras grandes dependencias. No se trata únicamente del sector que recibe cupones; en el terreno energético y alimentario, también se manifiesta. Todos estamos expuestos a este principio filosófico criollo de pensarnos desde la carencia y desde la insostenible, dependencia de fuentes exógenas a nuestro contexto, a nuestra realidad.

De otro lado, hacemos búsquedas rápidas en la computadora para dar con respuestas inmediatas a consultas triviales. El juego electrónico excesivo se traga la creatividad de nuestros niños y jóvenes quienes al presionar botones aprenden a elegir decisiones prefabricadas. Nuestros estudiantes viven cada vez más tiempo invadidos por tecnologías que los desconectan como individuos de su entorno natural y social. ¿Cómo esperar que en nuestro país madure un proceso de toma de decisiones creativas cuando lo que practicamos casi desde la cuna es a desconectarnos de nuestro entorno y a reproducir "comands"? Lo peor es que esta dinámica es la que ya comienza a percibirse como la más común y como una suerte de embrión para un nuevo sentido común. De un tipo de sentido común de ésos que, de no haber sido interrumpido por la ciencia y la filosofía, nos tendría hoy convencidos erróneamente de que la Tierra es plana y de que el Sol nos da vueltas a diario. Menos mal que, como bien estableció Voltaire, "el sentido común no es nada común".

Formarse como ser humano requiere tiempo y esfuerzo, o sea, energía para realizar el trabajo de aprendizaje. Pensar es natural, pero pensar críticamente requiere entender la realidad, cuestionarla e integrar diversos niveles de información para provocar contestaciones. Como en todo proceso de desarrollo, el ambiente de aprendizaje influye el resultado.

¿Con qué contamos? Contamos con un proceso educativo unidireccional que se realiza en un ambiente artificial, basado en una verdad predigerida y que apaga la curiosidad por descubrir el conocimiento. ¿Qué necesitamos? Necesitamos de espacios que permitan la reinserción del estudiantado a su entorno con experiencias que provoquen la curiosidad por el conocimiento y diversión, capaces de tocar la fibra de lo humano.

El Bosque Escuela La Olimpia "Ariel Massol Deyá" en Adjuntas nace como proyecto educativo de Casa Pueblo para insertar activamente las áreas naturales en...

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