Bóveda en la red

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

Ya está disponible el archivo digital de arte latinoamericano del siglo XX que ideó el Centro Internacional para las Artes del Continente (ICAA, por sus siglas en inglés), del Museo de Bellas Artes de Houston. Y en su creación han sido figuras medulares dos puertorriqueñas -Mari Carmen Ramírez y María Gaztambide- quienes han dedicado años a esta gestión.

"Traje esta idea conmigo y el Museo la acogió a partir del 2001", asevera Ramírez. "Citamos a especialistas de arte latinoamericano y surgió la inquietud de que toda esta producción intelectual se iba a perder para futuras generaciones, debido a que las estructuras de archivos y bibliotecas en estos países era precaria. El caso de Puerto Rico es perfecto para ilustrarlo, estos documentos se habrían perdido".

Poco más de dos mil, de un total de diez mil documentos, han sido integrados al archivo digital (icaadocs.mfah.org) que reúne información de artistas que laboraron en 16 países latinoamericanos y otros cuya producción nació en Estados Unidos. Su acceso es libre.

"Muchas veces a los artistas de América Latina se les considera únicamente productores de arte pero no gente que piensa sobre el arte, y una de las cosas que queremos demostrar con este archivo es que ha habido un pensamiento y una manera original de teorizar sobre el arte que tiene implicaciones a nivel universal", señala Ramírez.

Por su parte Gaztambide subraya que los documentos vienen de voz y puño de los artistas.

"Son ellos hablando en cartas, manifiestos, textos, debates en prensa. Son fuentes esenciales para los estudios de arte latinoamericano. No incluimos interpretaciones sobre el arte, nada de lo que se considerarían fuentes secundarias", agrega la especialista.

Lograrlo puede describirse como una larga carrera de resistencia. Gaztambide y Ramírez resaltan que la etapa de recopilación de documentos se extendió por seis años. Diez equipos trabajaron en Latinoamérica y Estados Unidos. "Esa fue la gestión más complicada", aseguró Gaztambide.

Los coordinadores a nivel local recibieron el marco editorial del proyecto y sugirieron cómo se adaptaba mejor a cada contexto. Una Junta Editorial -que cambia cada tres años y de la que ambas boricuas son miembros ad hoc- determinó el camino que seguiría el proyecto. Los documentos encontrados debían enviarlos a Houston, donde se catalogaron y se procesaron digitalmente de manera íntegra. Nada de extractos.

Lo usual no sucedió. Puerto...

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