Una broma de mal gusto

NÉlida cortÉs Salinas

San Juan

Mientras conducía por la carretera 135, de dos carriles, frente a un garaje me topé con unos jóvenes que habían detenido su vehículo en la carretera. Detuve mi guagua detrás de ellos por precaución antes de pasarles al frente, ya que al parecer no tenían intenciones de mover su vehículo.

Noté que miraron mi guagua, la que ocupábamos tres señoras de edad mediana. Acto seguido, vi que tiraron a la carretera lo que parecía un cigarrillo encendido. Sospeché que no debía pasarle por encima y no me equivoqué. Con la clara intención de provocar daño nos tiraron un petardo. Creo que algo más fuerte por el ruido ensordecedor.

Es triste...

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