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Por Carlos Rosa Rosa

crosa@elnuevodia.com

Por primera vez en 14 temporadas, Buster parecía caminar en la rueda de abajo.

"Por las situaciones que había pasado, estaba un poquito desilusionado y confundido", confesó el delantero de los Brujos de Guayama a El Nuevo Día.

"No tuve buenas experiencias en Guaynabo ni en Quebradillas", aseguró.

Buster fue relegado al banco en la pasada campaña, algo totalmente nuevo para él en la última década de la liga local.

De ser un jugador estelar pasó a convertirse en uno suplente con los Mets y los Piratas.

Sus minutos de juego se redujeron drásticamente y así mismo mermó su producción sobre el tabloncillo.

En el pasado torneo, por ejemplo, promedió 13.5 puntos en 16 partidos con los Mets; y apenas 5.9 puntos en 11 cotejos con los Piratas.

No era el Buster de antaño, el mismo que ayudó a los Capitanes de Arecibo a conquistar dos títulos (2005 y 2008) y el que llegó a promediar 24.6 puntos en la temporada del 2007 y 21.5 tantos en la del 2008.

Buster admitió que fue una temporada complicada para él.

"Me sentía decepcionado al tener que dividir minutos con refuerzos. Creo que yo podía hacer un mejor trabajo que ellos, pero eran decisiones de la gerencia y de los coaches. No podía controlar las cosas", manifestó.

Quebradillas no retuvo los servicios de Buster y el delantero quedó libre en el mercado.

En la temporada muerta, Buster dijo que fue interesado por varias franquicias, incluyendo a San Germán y Santurce.

Él y su agente analizaron cuál sería la mejor situación y entendieron que Guayama lucía como la mejor alternativa.

Juan Cardona era el nuevo técnico de los Brujos y su filosofía beneficiaría el estilo agresivo de Buster en el lado ofensivo.

Y, al parecer, Buster y su agente acertaron en la elección de los Brujos.

Buster parece haber tomado un segundo aire en su carrera.

En los primeros ocho...

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