Una burbuja grisácea

SILVERIO PÉREZ

HUMORISTA

Poco a poco, el enorme edificio flotante se convierte en una cámara con miles de lentes curiosos que ejecuta lentamente un movimiento alrededor de la vieja ciudad. Redescubrimos así la belleza de ese puerto que provocó el adjetivo de "rico" en aquéllos que lo admiraron por primera vez.

¡Fortuño! -grita un boricua cuando el barco bordea la Fortaleza. Otro, con guille de guía turístico, le dice a un gringo que tiene al lado que esa es la casa del gobernador de Puerto Rico.

What's his name? - pregunta intrigado el gringo.

¡Tomás Rivera Schatz! -interviene otro con intención de confundir al turista.

Chico, no jo... - interviene un tercero y dirigiéndose al gringo, en inglés de Guaynabo City, concluyó: Our governor is a persian cat.

La risotada general le hizo saber al norteamericano que hacía rato que se lo estaban "gufiando". Poco más tarde, una especie de burbuja grisácea, intensamente iluminada desde su interior, era lo que quedaba a la distancia.

Una semana entera, con unos mil quinientos boricuas a bordo, es una experiencia única, que te confirma que los puertorriqueños nos llevamos la isla donde quiera que vamos. La llevamos tan metida en la piel que 113 años de neocolonialismo no logran despegárnosla.

Un rumor inquietante corrió de cabina en cabina antes de la medianoche. A un considerable grupo no le había llegado una de sus maletas. Poco después se les pidió a los desmaletados que bajaran a la cubierta uno. El espectáculo era surrealista. Un "liquor store" de gran tamaño se descubría a los pies de todos. La explicación era muy sencilla: no se podían entrar bebidas alcohólicas al barco y las maletas retenidas traían espíritus destilados suficientes para marear por siete días el Caribe entero.

Poco a poco fuimos tocando las costas de ese Caribe diverso que tenemos tan cerca pero tan lejos. Aruba, Curazao, Dominica y podríamos añadir Barbados, San Martín, Santa Lucía, Anguila, Granada, Antigua, Guadalupe, Trinidad y Tobago, cada una, con una experiencia histórica distinta, un tesoro escondido que los boricuas sólo nos aventuramos a observar desde la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR