Tu búsqueda NO ES LA MÍA

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

Imagina que tienes un amigo con quien acostumbras ir a disfrutar festines de carne, cerveza y uno que otro cigarrillo. De pronto, ese amigo comienza una nueva búsqueda espiritual que lo lleva a cambiar radicalmente su estilo de vida. Abraza el vegetarianismo, no probará jamás el alcohol y deja de fumar al instante. Algo similar sucede con el familiar que, por la razón que sea, cambia sus creencias espirituales o religiosas.

Hasta ahora, nada de eso suena extraño. Más bien pareciera que eres tú el que anda descolocado pues ¿qué de malo tiene que una persona cambie hacia un estilo de vida evidentemente más saludable? ¿Qué hay de malo en que una persona decida profundizar en su espiritualidad y practique un nuevo credo religioso? Nada, naturalmente, excepto cuando...

Bien. Has celebrado los cambios en tu amigo o familiar. Después de todo la persona luce más feliz, se siente más saludable y en paz. Hasta que pasados unos meses, esa alegría se transforma en incomodidad. Tu amigo solo te habla de lo siniestra que es la carne, de lo mal que te irá en la vida si continúas consumiendo alcohol y se niega a visitarte si tu casa tiene un atisbo de olor a cigarrillo. Con tu familiar las cosas van por el mismo camino. Lo que comenzó como un descubrimiento espiritual y una novedad en sus pláticas, pasa a ser una gran grieta que va lacerando la relación. Cada vez tienen menos en común y esas relaciones fundamentales en su vida se convierten en un pequeño martirio a la hora de compartir.

En el caso de una búsqueda espiritual, advierte el psicólogo Santiago Rivera Santos que "lo más importante es que eso es algo que cada cual define, son sus creencias y eso trasciende la religión. El problema surge cuando alguien quiere convencer a los demás de que su camino es el camino correcto".

"Incluso llega al extremo de que hay personas que piensan que cuando algo va mal en su vida cambiar su moral y cambiar la de todos a su alrededor va a resolver sus problemas", añade.

Los casos pueden ser variados y los tiempos modernos los suscitan cada vez más. Ya no solo se trata de cambios relacionados con una religión o práctica espiritual en particular, existen los profetas del ejercicio, los activistas de la comida orgánica, los procuradores de la vida en el campo y los fanáticos religiosos, entre otros.

"A mi me pasó con una amiga que un buen día decidió dejar de ponerse maquillaje, perfume, ser vegetariana, unos cambios que se...

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