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Luego de las acusaciones realizadas por la Fiscalía Federal al exsecretario de Recreación y Deportes, Ramón Orta y a otras seis personas de la pasada administración, queda preguntarse, ¿cuándo este tipo de delitos llegará a su fin? Esto es como el cuento de nunca acabar en la política del País.

Cuatrienio tras cuatrienio, ambos partidos no han podido nunca identificar las razones de este gran problema y, peor aún, han tenido que ser los federales los que lleven la voz cantante en estos casos. Los gobiernos locales nunca han podido avanzar para detener este mal.

Las aportaciones de donantes con grandes intereses en cuanto a contratos con el Gobierno se refiere ha sido la clave de que este problema de corrupción gubernamental haya escalado ha tan altos niveles. La necesidad de cumplir con una serie de compromisos económicos que los partidos de turno adquieren en sus diferentes campañas hacen una presa fácil a que estos individuos mal intencionados se puedan lucrar de dicha necesidad y, por consiguiente, buscar la manera de aportar a su partido pero siempre esperando algo a cambio, como lo fue en el famoso caso de Víctor Fajardo, Dr. Kurri, y recientemente el de Anaudi Hernández.

Siempre he creído que la Oficina del Contralor debe de tener poderes cuasi judiciales, para que una vez haga señalamientos de indole de corrupción, y maneje el caso hasta radicarlo en los tribunales. Esto lo digo porque de esta forma el proceso sería...

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