CA0905_0003

En días recientes “una tormenta en un vaso de agua” llamó la atención sobre una situación ridícula pero de marcada intención política en el Conservatorio de Música. Con el cliché “Somos músicos, no políticos” el Nuevo Día recoge las opiniones que llevan a la llamativa frase citada. ¿Será correcto esto? Un hecho obvio señala lo opuesto. Toda institución o corporación pública funciona bajo el palio del partido político en el poder.

La cacareada autonomía con que nos marean es una ficción, pura cháchara para el coro. Al Gobernador de turno toca nombrar al presidente de las juntas dirigentes de estas corporaciones. Es su prerrogativa. Para eso lo eligieron, entre otros, algunas de las personas en el piquete. El problema es a quién se elige, ahí yace la consternación.

La publicación citada nos sorprende con datos y hechos que bien podrían ocupar muchas páginas en el llamado Teatro del Absurdo.

Veamos: La discusión baladí entre dos funcionarios del Conservatorio con un pedigree muy por debajo de lo esperado para ocupar los cargos de presidente de la junta y de rector. Salta de la publicación la carencia de experiencia administrativa y de escaso bagaje académico. Peor aún, se hace notable la ausencia total del temperamento que reclama la conducción responsable de dichos cargos.

La Junta del Conservatorio está compuesta por algunas personas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR