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La situación actual de Puerto Rico no es buena. Llevamos un mes desde el huracán María y solo el 16 por ciento de la población tiene electricidad.

El por ciento de agua es mayor, casi tres o cuatro veces mejor, dependiendo el día.

Pero en esencia el cuadro fáctico es tétrico. Aunque un grupo quiera verlos mejor de lo que está, diga que nos levantamos y compongan canciones hermosas e inspiradoras, eso no nos ayuda a dormir con calor, con mosquitos, a oscuras y trabajar a medias con mil trabas y a unos costos inasumibles.

Soy de los que creen que el vaso está a mitad cuando está a mitad y cuando está más lleno pues está más lleno pero las farsas de que el vaso está casi lleno porque se pasa una milésima por arriba del medio, fácticamente es una mentira.

Lo mismo si está por debajo de la raya del medio.

Es decir, el drama me molesta, ofende e insulta.

Cuando las cosas están bien, lo están y, cuando están mal, pues están mal.

El positivismo ciego, absolutista y populista es ofensivo.

Porque al llegar a la realidad de tu casa después de haber cantado y vociferado hermosas melodías que Puerto Rico se levanta y confrontas tu realidad con una lata de espagueti frío, como lo come mucha gente, demuestra la verdadera realidad boricua.

El área metropolitana no es Puerto Rico. Mientras haya gente en los campos sin agua y sin comida no hay progreso, lo que hay es hambruna.

Nos levantaremos, pues seguro que nos levantaremos y mañana saldrá el sol y llegará la noche, el problema es cuándo, y cuánto los podremos sobrellevar.

Puerto Rico se levantará...

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