De cacería en Isla de Mona

Por Gerardo E. Alvarado León

galvarado@elnuevodia.com

A esa hora, una docena de cazadores empieza a congregarse para salir -en grupos de dos o tres- a buscar presas -cabros y cerdos- en las veredas y montes de Mona, donde ningún humano vive de forma permanente.

El grupo durmió en casetas en la playa Sardinera. Mientras el café se cuela en una pequeña hornilla de gas, algunos hombres comen cereal o emparedados. Simultáneamente se preparan para la cacería. Sobresale el ruido de sus escopetas al ser cargadas. Todos llevan puesto algo anaranjado, ya sea una gorra, camisa de mangas largas o chaleco. ¿La razón? Prevenir que un cazador hiera a otro con una munición porque no lo vio en el monte.

Se asoma el primer rayo de luz y Freddy Silva, del grupo Defensores del Ambiente y la Cacería en Isla de Mona (DACIM) anuncia que es hora de partir y que 12 horas más tarde volverán a encontrarse en el mismo sitio. Cada cazador carga consigo agua y alimento suficientes.

De entrada, Silva explica que la temporada de cacería con escopeta se extiende de enero a marzo. La de arco y flecha empieza en diciembre. Ambas acaban la primera semana de abril. "Prefiero el cabro, pero un cerdito joven no tiene precio. La carne es muy buena", bromea.

"El cabro es curioso. Oye ruido y sale a ver. Por las mañanas come en el cerro y por las tardes baja al llano", abunda el cazador, pero sus palabras son interrumpidas por un ruido sospechoso. Mira al piso. Observa huellas de otros cazadores y gatos asilvestrados, animales incluidos en un plan de erradicación porque están acabando con especies endémicas de Mona, como la iguana y la boa.

Es por esta razón que el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) apoya la cacería en la isla. "Más que un deporte, es una necesidad", sostiene el secretario de la agencia, Daniel Galán, quien apunta que los cazadores que van a Mona toman, además del curso general para obtener su licencia, una clase sobre las especificaciones que deben seguir en la isla. Éstas incluyen detalles de seguridad y comunicación, entre otros.

"Permitimos la caza de cabros, cerdos y gatos para controlar su población, ya que son especies que no tienen depredadores naturales y están afectando otras endémicas", afirma Galán al comentar que cada cazador puede atrapar hasta cinco cabros por día...

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