Café

Mari Mari Narváez

La cafecleta del artista Jorge Rito, una greca gigante sobre una bicicleta que él maneja mientras reparte café por las protestas de Santa Rita, adjudica el placer del deseo que se consuma. O cuántos de nosotros no nos ahogamos todos los días (acaso todas las horas) en un tazón de café, buscando -no sé- una salvación. En el calor, en el sabor, en alguna parte que a veces se sabe más allá del fondo. En ese momento en que aroma y gusto se imbrican para siempre, cuántos de nosotros no pensamos en todo lo que no es ni será. Como un bolero. Tomo la taza, respiro mucho y, no es lo mismo pero, a veces -sólo a veces- siento algo: un consuelo mínimo, tan mínimo que casi no es. Tan pequeño que a veces se consume todo en el primer sorbo.

Pero la greca del artista es algo más. La posibilidad. Cada vez lo sé mejor: que son esas pequeñas cosas, esos proyectos particulares, casi personales, mínimos, los que sostienen emocionalmente a este país: la disposición e...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR