Entre calesas y Reyes Magos
Es fácil distinguir a Wilsen “Cuco” Pérez González en una feria de artesanía. Es el único que presenta a los Reyes Magos y a la Virgen María transportándose en carreta o calesa.
Sus piezas son el resultado de un camino que comenzó hace más de 40 años, cuando el entonces empresario decidió cambiar su rumbo y convertirse en artesano autodidacta. Desde entonces, sus trabajos han madurado mucho, hasta el punto de que ahora va a pocas ferias porque el resto del año lo invierte en elaborar piezas que le encargan.
El hombre, de 74 años, es natural del barrio Caonillas de Utuado, pero sus padres se mudaron a Guánica cuando era un niño y se convirtió en guaniqueño.
“Uno no es de donde nace, uno es de donde se cría, tira piedra y vela el guardia”, explicó jocosamente el hombre, a quien todos conocen por Cuco, durante una pausa en la feria de artesanías de Plaza Las Américas.
Recordó que, al finalizar el cuarto año de escuela superior, se enlistó en el Ejército de Estados Unidos y, al regresar, su padre le dijo que comprara un carro y buscara trabajo. Así fue como comenzó a trabajar en una tienda por departamentos, período en el que decidió que quería tener negocio propio. A partir de entonces fue comerciante.
Fundó la Joyería Wilsen y, luego, Guánica Pizza. En este último negocio improvisó un nuevo tipo de pizza similar a la que tiene chorizo. En su caso, la hacía con rodajitas de morcilla y la bautizó Pizza Lelolai. “Siempre me gusta hacer las cosas diferentes a los demás”, justificó el artesano.
Varios robos en la joyería le valieron para vender sus negocios y pensar en otra cosa.
Coladores poetas
“Empecé haciendo coladores de café. Pero les imprimía poemas de Gustavo Adolfo Bécquer, de Joaquín López López, de Pedro Santana Ronda, que es de quien más vendía porque tenía muchos poemas bellos, y de Julia de Burgos. Cuando venían las personas a la mesa, yo se los recitaba. Y cuando veía un matrimonio, les decía que se lo aprendieran. Se llamaba el colador del amor”, cuenta.
“Había que vender coladores en cantidad, porque tenían un precio económico y se vendían por un tubo y siete llaves”, afirma el artesano.
“De ahí, se me ocurrió hacer machetes de madera, con mensajes impresos. Pero no eran mensajes chabacanos, destacaba, además de los temas políticos, a poetas puertorriqueños: Julia de Burgos, Llorens Torres, José de Diego... Llegue a tener 63 mensajes diferentes”, agrega.
Después de aquellos machetes de tamaño natural, Cuco decidió experimentar con...
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