Calor humano que caló hondo

Por VÍctor Pillot Ortiz

vpillot@elnuevodia.com

Razones son varias, pero seguramente la principal es el calor con el que los coameños han adoptado a los atletas que anualmente recorren el exigente y sinuoso trayecto de 21.0975 kilómetros de su ruta.

Cuando la prueba creada y organizada por la Fraternidad Delta Phi Delta en el 1963 dejó de ser una prueba de tres millas para convertirse tres años más tarde en el medio maratón que hoy día conocemos, los coameños abrieron las puertas de sus hogares para recibir a los atletas invitados y hacerlos sentir como en familia.

Un ejemplo es el licenciado José 'Cheto' Rojas, cofundador del San Blas y cuya histórica casa a pasos de la plaza del pueblo fue el hogar de los atletas etíopes por muchos años.

De hecho, Rojas aún guarda una sudadera que le regaló el doble medallista de oro olímpico Miruts Yifter, quien fue el primer atleta en correr la exigente prueba en menos de 64 minutos. El récord que estableció el legendario corredor etíope en San Blas en el 1977 (1:02:56) perduró hasta que el keniano Lameck Aguta cronometró 1:02:54 en el 1994.

"Los primeros atletas que vinieron al San Blas, por razón de que no había hoteles adecuados en Coamo y pensando establecer una relación familiar con ellos, se hospedaban en las casas de algunas familias en Coamo", dijo Rojas en una entrevista que le hizo El Nuevo Día en el 2006. "El primer hospedaje que existió fue en la casa de mis padres. Ahí se hospedaron Rodolfo Méndez y Abe Fornés. También se hospedaban atletas en una casa que tenían los padres de (Luis) Rivera Cianchini en Santa Isabel. Esos fueron los primeros hospedajes de los...

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